Felipe Calderón atraviesa el momento más delicado de su gestión. Lo sucedido en Tamaulipas lo ha obligado a lanzar un SOS no solo a los partidos, sino a la sociedad en su conjunto, para enfrentar a “los violentos” –como los llama Gómez Mont- que cimbraron al país con el asesinato del candidato a gobernador del PRI en Tamaulipas.
En el entorno del Presidente no dudan en comparar la tensa situación que vive el pais con la que existía en 1994, cuando asesinaron a luis Luis Donaldo Colosio, en plena campaña electoral. La diferencia es que la ejecución de Rodolfo Torre Cantú “está claramente encuadrada en el crimen organizado”.
El desafío es mayúsculo. Al presidente no le quedan ya muchas cartas que jugar. Está claro que el Ejército no asusta a los narcos. Tampoco la Marina. Mucho menos las distintas policías. Solo no puede. El tamaño del desafío requiere del esfuerzo de todos, nos guste o no.
En el terreno político, ya no tiene interlocutores válidos para dialogar con la oposición. A Gómez Mont lo inhabilitó con el famoso pacto anti alianzas entre el PRI y el PAN, que el secretario de Gobernación firmó como “testigo de honor” (¿o cómplice de una felonía?) “Fernando es buena gente, pero no cierro un negocio con él. No hay garantías de que el Presidente lo escuche”, nos dice uno de los dirigentes del tricolor. El PRD, el más afectado por esos arreglos, tampoco lo quiere ni ver.
Los priistas, por cierto, aceptaron el diálogo con el Presidente. Con nadie más. Sí acudirán al llamado que hizo Felipe. Se lo dijeron en público y en privado. Están convencidos que el encuentro se llevará a cabo inmediatamente después de las elecciones del 4 de julio.
Lo primero que esperan es un ejercicio de autocrítica, un reconocimiento de que la estrategia de “agarrar a palos el avispero” no ha funcionado. Saben que en el gabinete de seguridad todo mundo desconfía del otro. No hay coordinación; no hay intercambio de información. Por allí se menciona la posibilidad de nombrar un “Zar de Inteligencia”. Se ve difícil, a menos que tenga el respaldo y la confianza del Ejército, la Marina, el Cisen, y las policías.
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Eugenio Hernández, gobernador de Tamaulipas, declaró ayer que no descarta motivos políticos en el asesinato de su delfín. La hipótesis más sólida, sin embargo, es la del crimen organizado. Sabemos que, en corto, que al presidente Calderón le dijeron que se trataba de enfrentamientos entre cárteles de la droga.
La versión que se maneja en los círculos políticos coloca a Los Zetas como los principales sospechosos. Están a punto de ser expulsados de Tamaulipas por sus adversarios del Cártel del Golfo, pero antes de irse quisieron dejar muy caliente la plaza a los del Golfo.
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Estamos en el umbral de las elecciones. Mañana irán a las urnas en 14 estados de la República. Los partidos velan armas. Sus legisladores fungirán como guardianes del voto. Sólo el PRI mandará1alrededor de 190 diputados a las distintas entidades. El estado que les parece más complicado, por el número de legisladores que viajan, es Oaxaca. Van 35. Le sigue Veracruz, con 25.
Los que más se juegan con los resultados del próximo domingo son Los Chuchos. Un fracaso de las alianzas acabaría por reventarlos. No hay duda que perderían la dirección del partido. Sería la revancha de Andrés Manuel López Obrador, y el regreso triunfal de los radicales que se opusieron a las alianzas y que siguen sin reconocer a Calderón.
En el PAN habría pequeñas rebeliones, sin duda, pero nada para espantar al habitante de Los Pinos. Su grupo mantiene el control del Consejo Nacional. Las posibilidades de reelección de Cesar Nava, eso sí, se esfumarían por completo. El escenario opuesto, el triunfo de algunas coaliciones, alentaría una alianza anti pri en el Estado de Mexico en el 2011.
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