“¿Tu le crees a Nava? Yo tampoco…”

Al presidente del PAN se le puede aplicar, sin el menor rubor, aquel negativo slogan que en la campaña presidencial del 2006 le dedicaron a Roberto Madrazo. Hoy podríamos decir: “¿Tu le crees a César Nava? Yo tampoco…” El inexperto y pinocho jefe nacional del PAN no solo tuvo que reconocer su mentira, ante la balconeada que le dio Beatriz Paredes, sino que además se pasó de tueste.

Firmó un pacto que claudica el 31 de julio del 2011, cuando su interinato vence en el 2010. Es decir, el jefe nacional del azul comprometió la política de alianzas de su partido más allá de su periodo ¿Lo hizo de mottu propio? ¿Sin consultarle al presidente de la República? ¡Ja, ja, ja...!
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El beneficiario visible del acuerdo es Enrique Peña Nieto. El compromiso establece, en su cláusula cuarta, que no se harán coaliciones en el Estado de México con partidos contrarios a las declaraciones de principios de PRI y el PAN.

No se necesita mucha agudeza para concluir que el escandaloso pacto pretendía blindar las posibilidades de ser candidato presidencial del gobernador del Estado de México. Un revés en las elecciones del 2011, derivado de una alianza entre los corredores azul y amarrillo, y Peña se despide de la candidatura.

En los medios políticos no deja de sorprender que Beatriz Paredes, una mujer que tiene toda la cancha del mundo, haya estampado su firma en un documento que traduce el valemadrismo que los políticos sienten hacia el electorado. Podría inferirse también, porqué no, que la tlaxcalteca se prestó a quitarle piedras a la candidatura presidencial de Peña Nieto.
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A Manlio Fabio Beltrones, el otro posible aspirante priista a la grande, lo dejaron fuera de la jugada. En enero de este año, cuando el tema no era nota, le preguntamos al senador sobre la veracidad de las versiones que daban cuenta del acuerdo. Lo que entonces nos dijo lo escribimos en una columna que se tituló “¿Pactos en lo obscurito?”

Nos enteramos entonces que en una mesa en la que se encontraban sentados una veintena de priistas, incluidos gobernadores, el sonorense preguntó, hasta en dos ocasiones, si esos pactos existían. Nadie dijo “ésta boca es mía’.

“A mi nadie me dijo nada, ni se me propuso, ni me invitaron, ni estoy de acuerdo en condicionar la reforma política a la aprobación de la Ley de Ingresos. Si algunos lo hicieron, giraron sobre la chequera de otros” , dijo, entonces, el senador Beltrones.
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Poco antes de que renunciara al PAN, donde militó los últimos 16 años, a Gerardo Buganza lo llamaron a Los Pinos. Llegó a la residencia presidencial con la creencia de que iban a conciliar con él. Pero se equivocó. De buena fuente sabemos que le dieron mal trato. “Salio indignado, con lágrimas en los ojos”, nos aseguran.

La fuente no quiso dar mas detalles, pero en la carta de renuncia del veracruzano, dirigida a César Nava, encontramos un párrafo que parece explicar el estado de ánimo de Gerardo.

“Constaté que al más alto nivel se tomaron decisiones basadas en infundios que lastimaron mi honor, el de mi familia toda. Hubo oídos para escuchar y creer esas intrigas palaciegas; pero nunca disposición para conocer la verdad, porque de haber querido tenían medios para verificar que eran vulgares mentiras las acusaciones con las que enlodaron mi prestigio”
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La amenaza de Malova de que no va a aceptar que lo lastimen ni que lo golpeen panistas de Sinaloa que se oponen a que abandere una alianza local en contra del candidato del gobernador, Jesús Vizcarra, ya tuvo sus efectos. El zarandeado Cesar Nava ya lo buscó. Se reunió el pasado miércoles con él.

Fuentes confiables nos cuentan que el jefe panista no solo le reiteró su apoyo para hacerlo candidato, sino que se comprometió a intervenir ante los azules de Sinaloa para convencerlos de que modificaran su actitud hacia el senador. El mejor argumento son las encuestas que colocan a Malova 6 puntos arriba de Jesús Vizcarra, candidato del gobernador Aguilar Padilla. Nava tenía proyectado reunirse ayer con representantes panismo, pero seguramente el escándalo del pacto modificó su agenda.
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