Neurosis.

Javier González Garza es un político que no se ha destacado por su respeto a las normas. Amparado en su estatus de jefe de la Junta de Coordinación Política, órgano de gobierno de la Cámara de Diputados, a menudo enciende su cigarro en el salón de sesiones, a pesar de que está prohibido fumar.

Al perredista no le importa que millones de ciudadanos se vean obligados a salir del restaurante, del antro, o de cualquier edificio público, en aras de la salud pública. Menos que su gesto sea una clara falta de respeto para los que sí obedecen la Ley antifumador. El saca humo, con desparpajo, dentro del recinto, incluso cuando está frente a las cámaras del Canal del Congreso. Nadie, absolutamente nadie, se atreva a llamarle la atención.

Es también un hombre gobernado por sus emociones. Y si no que le pregunten a sus pares en la Junta de Coordinación Política. Su neurosis lo lleva, a veces, a conducirse en forma grosera. Este reportero lo sufrió ayer. Bastó que le preguntáramos las razones por las cuales el acto en el que Andrés Manuel López Obrador entregaría su “carta urgente” a los legisladores, programado para realizarse dentro del Palacio Legislativo, se realizaría en la calle, para que montara en cólera.

-- ¿Dónde va a ser lo de López Obrador?

-- Aquí enfrente- repuso

-- ¿En la calle?

-- Si.

--¿Y porqué en la calle?

Esta última pregunta lo sacó de quicio. El tono subió, el rostro enrojeció, lo neuras lo traicionó.

--Me preguntaste a qué horas…—reviró irritado.

-- Si, y ahora te pregunto ¿porqué en la calle?

--¡No sé…! – alzó la voz, ya enfurecido.

-- Si no sabes tú ¿entonces quien? Insistimos. Y protestamos:”¿Parece que me estás regañando…!”

Algo le había salido mal. Supimos, después, que gestionó el ingreso de Andrés Manuel a San Lázaro. Quería recibirlo con bombo y platillo en el Salón Protocolo. Todo estaba dispuesto para recibir al presidente legitimo: las edecanes, el personal de comunicación social, los guardias de resguardo y seguridad. Hasta las cámaras del Canal del Congreso les ofrecieron, según la diputada Valentina Batres.

Pero López Obrador prefirió hacer su asamblea informativa en la calle, ante la ausencia del presidente de la Cámara de Diputados, César Duarte. El diputado priista, quien lo recibió con boato hace apenas unos meses, esta vez prefirió irse a comer fuera de San Lázaro, con los vicepresidentes de la mesa directiva.

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Muy entusiasmado andaba ayer el general-diputado Roberto Badillo Martínez. Su iniciativa para crear la Guardia Nacional, integrada exclusivamente por militares, fue finalmente agendada por la Junta de Coordinación Política, aunque no alcanzó turno en la sesión de ayer. El texto propone desaparecer las policías federales y estatales y reemplazarlas paulatinamente por la Guardia Nacional, integrada por exclusivamente por militares. “En tres años estaríamos viendo los primeros resultados”, prometió el legislador del PRI.

Badillo está convencido de que la Guardia Nacional es la única salida que tiene el presidente Calderón para enfrentar el grave problema de la inseguridad y el crimen organizado. “La creación de nuevas corporaciones policiacas de nada sirve. ¿Cuantas veces las han cambiado? Siempre resulta lo mismo. Son los mismos policías desde hace 20 años. La corrupción es incontrolable, la impunidad es moneda corriente. Es lo mismo”, machacó.

El general propone enmiendas a los artículos 73, 76 y 78 de la Constitución para que el presidente de la República no enfrente las trabas del Congreso de la Unión, a la hora de disponer de la Guardia Nacional, cuya figura, recalcó, ya está en la Carta Magna

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Nos escribió Mariana Valdés, vecina de Polanco desde hace 58 años. Quería dar su testimonio de lo sucedido el lunes en Ejercito Nacional y Ferrocarril de Cuernavaca, donde un grupo de golpeadores derribó, con lujo de violencia, el muro de láminas que protegía las obras de la delegación.

Dice el correo: “Yo vi desde mi ventana toda la violencia de estos pseudo habitantes de Miguel Hidalgo. Unos tipejos horrorosos, violentos, y apoyados no sé por quien. Por favor no abandones el caso. Si hay acoso, es a la delegada (Gabriela Cuevas) porque se ha sabido enfrentar a todos estos oscuros.

“Ahora firman un desplegado en el periódico diciendo que no son de partidos políticos. Eso mismo dijo Trinidad Belaunzarán, que tan terriblemente se opuso al cruce de Reforma y Palmas, para luego decir que siempre si estaban de acuerdo los vecinos, y finalmente anunciar que, aunque es "ciudadana libre", ahora va por un puesto político.”