Segunda vuelta.

En las más altas esferas del ejecutivo federal comienza a cobrar forma la idea de una nueva reforma electoral que permita la formación de mayorías presidenciales en el Congreso. Las dificultades para gobernar con el actual sistema ha fortalecido la convicción de que un cambio en este sentido es ineludible en este país, donde ningún partido ha logrado una mayoría en el Congreso desde 1997.

En Los Pinos no ven con malos ojos la añeja propuesta de ir a una segunda vuelta electoral (SVE) en la elección presidencial. El rechazo del PRI, PRD, PVEM, PT y Convergencia al famoso impuesto antipobreza --que no es otra cosa que un IVA disfrazado—o a reforma light en materia energética que resultó de las larguísimas negociaciones con la oposición, son ejemplos concretos de las dificultades que ha encontrado el presidente Calderón en ejercicio de su gobierno.

La primera propuesta para incluir la SVE la hizo en 1988 el entonces diputado del PVEM, Jorge Emilio González Martínez, padre del Niño Verde. Desde entonces ha habido otras tres iniciativas. Una de diputado Rafael Castilla, diputado del PAN; otra de Fernando Ortiz, diputado del PRI, y una más de Luís Miguel Barbosa, diputado del PRD, según la revista especializada Ciudad Política.

La SVE ha ganado mucho terreno en los últimos 30 años. En 1979, solo dos países latinoamericanos, de dieciocho con sistema de gobierno presidencial, recurrían a la segunda vuelta en unos comicios presidenciales. Actualmente existe en trece países de la región. San Luís Potosí, estado pionero en materia política, es la única entidad de la República que tiene segunda vuelta.

Otros cambios que el Ejecutivo ve con buenos ojos son: la reelección de alcaldes y legisladores; y la eliminación de las restricciones a la libertad de expresión, que se incluyeron en la pasada reforma electoral. “Ya ven lo que le hicieron a Sodi por dar la entrevista en un partido de fútbol”, comentaron en el gobierno federal.

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Hay un hermetismo total alrededor del ataque al convoy de la gobernadora de Zacatecas, Amalia García, el pasado lunes, cuando se dirigía al informe del alcalde de Sombrerete. No ha habido una explicación oficial de estos hechos que otra vez colocan a esa entidad en el ojo del huracán. Extraoficialmente aseguran que se trató de un intento de “robo”, pero nadie les cree.

Un comandante federal asignado en esa entidad, José Ignacio Hernández Tiburcio , comentó en Fresnillo, al término del informe del alcalde David Monreal, que el secretario de Gobierno, Carlos Pinto, había pedido su cabeza. “Creen que yo avisé a la Ciudad de México del ataque al convoy de la gobernadora”, aseguró el comandante, en una charla que sostuvo en el Centro de Convenciones de Fresnillo, donde Monreal dio su Informe en presencia de Amalia.

Versiones de la policía ministerial aseguran que el vehiculo en el que viajaban los agentes del MP que fueron a dar fe de lo ocurrido al convoy de Amalia fue interceptado por los malosos, cuando regresaba a la capital. “Los pararon, los bajaron, los insultaron y hasta los cachetearon, cuando se identificaron como gente del gobierno del estado”, narró un comandante de ese cuerpo

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A los funcionarios federales que tienen que tratar con los partidos de oposición no les cayó en gracia la ocurrencia de Cesar Nava, jefe nacional del PAN, de calificar a los gobernadores del PRI como los señores feudales que provocaron la derrota del PAN en las elecciones del pasado 5 de julio. Esos desplantes verbales no solo enturbian las delicadas negociaciones en el Congreso, donde se negocia un alza a los impuestos, sino que les deja “la víbora chillando” a los secretarios de estado citados a comparecer para la glosa del Informe.

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En la PGJDF nos contaron una historia que nos paró los pelos de punta. Aseguran que los tres judiciales capitalinos capturados recientemente por su vinculación con los secuestros perpetrados por las bandas de Los Tiras y Los Petriciolet, fueron también reclutados como gatilleros por el crimen organizado para asesinar a “gente de Genaro”. Lo increíble es que los capos de la droga no sabían que Víctor Guillermo Servín Morales, José Guzmán Valeriano e Israel Fernando Gallegos Castro habían participado en el secuestro y asesinato del niño Fernando Marti, entre muchos otros.

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