El beso del diablo

En septiembre de 2005, cuando aún no comenzaba oficialmente la campaña para la elección presidencial del año siguiente, Andrés Manuel López Obrador se negó a firmar un documento que comprometía, a candidatos y a partidos políticos, a respetar el proceso comicial que dictaminara el Instituto Federal Electoral y, en su caso, ratificara el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Ese documento no era sino el famoso Acuerdo Nacional para la Unidad, el Estado de Derecho, el Desarrollo, la Inversión y el Empleo, conocido como Acuerdo de Chapultepec, que promovía el empresario Carlos Slim, por consejo del ex presidente del gobierno español, Felipe González.
En aquel entonces, El Peje era un presidente virtual. No había encuesta que no lo pusiera a la cabeza, con una ventaja considerable, en las preferencias electorales. Todos los demás potenciales aspirantes habían estampado su firma, sin mayores problemas.
El tabasqueño no sólo objetó ese pasaje del acuerdo, sino otro que hablaba de combinar la inversión privada y social para desarrollar la infraestructura de comunicación, energéticos, electricidad, agua, salud, educación y vivienda. “Exigía que quedara expresamente mencionado que no habría marcha atrás en la nacionalización de Pemex”, recuerda uno de los negociadores del pacto.
Al jefe del Grupo Carso no le pareció que López Obrador quisiera modificarle el acuerdo. “Que no firme”, le dijo a sus colaboradores cercanos. El cambio de actitud inquietó al futuro candidato de la coalición Por el Bien de Todos. Todavía a las once de la noche del 28 de septiembre, un día antes de la firma del Acuerdo en el Castillo de Chapultepec, emisarios de El Peje llamaron a los de Slim para comunicarle que sí firmaría, aseguran. Fue demasiado tarde.
Llama la atención que, casi un año antes de las elecciones presidenciales, López Obrador se haya negado a comprometerse a respetar los resultados que dictaminara el IFE y, en su caso, el TEPJF. Todos sabemos lo que ocurrió después. Andrés no reconoció el resultado, se autoproclamó presidente legítimo y Luis Carlos Ugalde está por abandonar su cargo de presidente consejero del IFE.
El Acuerdo tampoco fue firmado por Vicente Fox. “Si lo hago, le doy el beso del diablo”, explicó el guanajuatense al dueño de Telmex y Telcel. El entonces Presidente de la República le sugirió que por el Ejecutivo lo firmaría su secretario de Gobernación, Carlos Abascal. Slim recogió su acuerdo y se retiró, no muy contento. Abascal asistió a la firma del documento.
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La semana que entra se van Luis Carlos Ugalde y otros dos consejeros electorales del IFE. El jueves próximo es la fecha límite para el nombramiento de su sucesor. Los cocolazos están duros en San Lázaro. Cada partido quiere imponer a su gallo y nos dicen que puede haber “sorpresas”.
Uno de los pendientes que deja Ugalde es el caso de los 281 mil spots no reportados al IFE por candidatos y partidos durante la campaña electoral de 2006. El Instituto realizó la investigación y encontró que todos los partidos y las coaliciones que participaron en ese proceso cometieron irregularidades, pero no sancionó. Le aventó la papa caliente al Tribunal.
Nueva Alianza, el PT y el PRD impugnaron la resolución del IFE. La Sala Superior del Tribunal resolvió, a finales de noviembre pasado, que la revisión, en el caso de Nueva Alianza, no cumplió con las formalidades requeridas violaron su derecho de audiencia y le ordenó al Instituto reponer todo el procedimiento en un plazo no mayor de diez días hábiles.
Pero Andrés Albo, presidente de la Comisión de Fiscalización y uno de los que, nos dicen, puede permanecer hasta 2010 en el cargo, declaró que el asunto de los spots no reportados será “encapsulado jurídicamente”. ¿Van a congelar el caso? ¿Tienen miedo a la reacción de los partidos? No sabemos.
Las declaraciones de Albo llamaron poderosamente la atención en el Tribunal, donde advierten que el IFE está obligado a cumplir con la reposición del procedimiento, en el caso de Nueva Alianza, o incurrirá en falta grave, que puede ser sancionada.
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El Consejo Nacional del PAN elige hoy al nuevo presidente del partido. Germán Martínez será el sucesor del polémico Manuel Espino Barrientos, por obra y gracia del dedazo en Los Pinos. Va como candidato único. Nadie quiso asumir el papel del Everardo Moreno azul. Ojalá su presidencia no marque el nacimiento de otro partido de Estado.

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