El dilema de Ugalde.

A Luís Carlos Ugalde lo corrieron, pasaron encima de su dignidad, lo humillaron. Ya se iba, pero el petardo de los diputados, incapaces de consensuar los nombres de los tres nuevos consejeros del IFE, colocó al presidente del Instituto en una difícil disyuntiva: quedarse unos meses más.

El artículo cuarto transitorio de la misma Reforma Electoral que lo condenaba a abandonar su cargo el día de ayer, prevé su permanencia, hasta que la Cámara de Diputados logre ponerse de acuerdo sobre su sucesor. Los mismos que ayer fracasaron en las negociaciones, aseguran que en la primera semana de febrero habrá nuevo consejero presidente del IFE.

Ugalde tiene una oferta de trabajo en la Universidad de Harvard para impartir la cátedra Robert F. Kennedy. Si decide irse, lo que parece más probable, no se le podrá criticar. Quedarse es hacerse cómplice de la parálisis que desde hace meses afecta al vulnerado Instituto.

En este espacio hemos preguntado que va a pasar con el caso de los 281 mil spots no reportados por los partidos en las elecciones del 2006. En mayo se conoció el resultado de la fiscalización. Estamos en diciembre y el asunto, para utilizar las palabras del consejero Andrés Albo, está “encapsulado”. ¿De por vida? Es pregunta.

Hay dos mil soldados distraídos en la vigilancia de los paquetes de la elección del 2006 que, según la Ley, ya deberían haberse quemado. Pero un ex candidato, autoproclamado presidente legitimo, que no acepta su derrota y tira línea a los diputados del PRD, se opone a que desaparezcan las pruebas de su “triunfo”, y obliga a mantener distraído a ese importante número de miembros de las fuerzas armadas, mientras los narcos convierten partes de este país en territorio de nadie.
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¿Ha escuchado usted el spot de la Cámara de Diputados que muy orondo presume capacidad de negociación y de acuerdos? Sería una burla que la Junta de Coordinación Política, órgano de gobierno en San Lázaro, no lo retire de inmediato. El petardo de los coordinadores parlamentarios del PRI, Emilio Gamboa; PAN, Héctor Larios, y PRD. Javier González Garza; evidenció lo contrario

Dos elementos llevaron al fracaso en las negociaciones sobre los nuevos consejeros electorales del IFE: el ejercicio de veto que aplicaron las principales fuerzas parlamentarias a los aspirantes con los que tienen cuentas pendientes con los partidos, independientemente de sus capacidades; y la fractura en el seno de la fracción perredista.

A los ex consejeros del IFE Jaime Cárdenas y Mauricio Merino los vetó el PRI. Pagaron la “osadía” de votar a favor de la multa por el Pemexgate. A Fernando Ojesto, ex presidente del Trife; y Maria de los Ángeles Fromow, ex fiscal electoral, los bajó el PRD. Los acusa de ser cómplices del “fraude” en las elecciones del 2006.

El caso de Genaro Góngora Pimentel merece mención aparte. Al ministro de la Suprema Corte de Justicia le cerró el paso el PAN, por su cercanía con el legitimo, quien en su delirio mandó al diablo a las instituciones. Mientras las otras fuerzas políticas aceptaban discutir las segundas opciones, los perredistas se aferraron a su gallo. Era Góngora o no iban.

Ante la imposibilidad de “socializar” otro nombre en el seno de su fracción, donde un tercio de sus miembros no respeta los acuerdos de su coordinador, Javier González Garza solicitó tiempo para procesar el tema, durante un desayuno, ayer, con los coordinadores Héctor Larios, del PAN; y Emilio Gamboa, del PRI.

Larios y Gamboa le midieron. Ir sin el PRD era repetir la mala experiencia del 2003 y volver a un IFE cuestionado. Aceptaron la solicitud y mandaron todo al próximo periodo ordinario, con la esperanza de subir a los amarillos. El Güero tiene 40 días para negociar al interior de su bancada. Cuando el plazo se cumpla, el PRD estará en pleno proceso para elegir a su presidente nacional. La atmósfera será más difícil para negociar. Al tiempo.

Un grupo de notables abogados solicitaron a Góngora que declinara en sus aspiraciones para facilitar la negociación en San Lázaro. “El ministro los mandó a la fregada”, nos dice una fuente bien informada.
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Rolando Cordera y María Amparo Casar, consejeros de la CENCA, desautorizaron las versiones que circulan en internet, en el sentido de que enviarán una carta al coordinador de los senadores del PRD, Carlos Navarrete, para protestar por el trato de “empleado” que le dio al también consejero de esa Comisión Ejecutiva, Porfirio Muñoz Ledo. Negaron igualmente que haber renunciado a s cargo de consejeros, que ejercen desde el pasado mes de mayo.

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