¡No me ayudes compadre...!

No hace mucho escuché a un experimentado político manifestar que cuando no tienes como defenderte frente a un escándalo, vale más que te quedes callado. El consejo pudo haberle servido a Juan Camilo Mouriño, joven secretario de Gobernación, pero no hubo quien se lo diera, o de plano no lo escuchó.

El poderoso funcionario calderonista no sólo picó el anzuelo que le lanzó Andrés Manuel López Obrador el pasado 24 de febrero, cuando lo acusó de tráfico de influencias para enriquecer a su familia, sino que le ofreció en bandeja los reflectores al tabasqueño, quien estaba furioso porque la guerra civil entre perredistas había opacado su señalamiento en contra del secretario de gobernación.

Juan Camilo se quejó de las acusaciones “mezquinas y dolosas” que le hizo el legitimo, pero no presentó prueba o explicación alguna sobre la aparición de su firma en contratos de PEMEX, cuando ya había abrazado la función pública.

Habló Iván del precio “no menor” –familia, tiempo, dinero-- que ha pagado por separarse de las actividades empresariales; y aseveró que no iba a “perder el tiempo” debatiendo con sus detractores.

Juan Camilo adelantó también que pondrá a disposición de las autoridades competentes toda información que se requiera para que se aclare lo que calificó de “acusación dolosa”, pero mientras son peras o manzanas, el escenario es de su acusador.

Peor resultó la intervención de Germán Martínez. El presidente del PAN, por obra y gracia de Felipe Calderón, irrumpió en la escena pública para decirnos que Juan Camilo es una muestra de “profesionalismo, decencia pública y capacidad”. En tono de buscapleitos, advirtió que su partido está dispuesto “a tanta bronca como sea necesaria….”

¡No me ayudes compadre…!”

El jefe panista, por lo demás, se ofreció como blanco a sus adversarios políticos. Jesús Ortega, el moderado candidato a la presidencia del PRD, declaró que como secretario de la Función Pública, Germán tuvo un pobre desempeño. “Es lamentable que una persona que no tiene herramientas, ni para defenderse a sí mismo, trate de exonerar a Juan Camilo Mouriño”, subrayó Chucho
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Marcelo Ebrard y Enrique Peña Nieto son los dos políticos que más aparecen en los medios electrónicos. No pasa un día sin que veamos al jefe de gobierno del DF y al gobernador del Estado de México en los noticieros de televisión. La inauguración de un acto, la celebración de un evento, una efeméride, una visita; cualquier cosa, aunque carezca de valor informativo, sirve de pretexto para verlos en la pantalla chica.

Ambos tienen agendas personales. A los dos se les atribuyen ambiciones presidenciales. Por esa razón deben de ser más cuidadosos. El IFE tiene atribuciones para negarles el registro como candidatos a cualquier cargo de elección federal, si la autoridad electoral considera que incurrieron en “actos anticipados de campaña”. ¿Lo son? Es pregunta.

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Va un dato curioso. Leonardo Valdés Zurita, presidente consejero del IFE, se encontraba en la Prepa Uno, cuando los soldados tumbaron la puerta del plantel de un bazukazo, durante el movimiento estudiantil de 1968. Leonardo tenía apenas 15 años y representaba la secundaria pública número Uno. Ese día, recuerda con nostalgia, vio por última vez a muchos de sus compañeros.
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El Partido Revolucionario Institucional cumple hoy 79 años. Lo va a celebrar con un magno evento en el Auditorio Nacional, encabezado por su dirigente Beatriz Paredes. El otrora partidazo -gobernó sin contrapesos durante siete décadas—llega repuesto al aniversario, después de su histórica debacle en las elecciones federales del 2006.

El año pasado ganó las elecciones en Yucatán, Durango, Chihuahua, Oaxaca, Veracruz, Sinaloa, Tamaulipas, Puebla. Recuperó municipios emblemáticos como Aguascalientes, Veracruz, Poza Rica, Tapachula, y otros muchos. En los 14 procesos electorales que se realizaron el año pasado, se llevó el 42 por ciento de la votación total.

Creció, en votos, el 17.04 por ciento mientras que el PAN cayó 15.7 por ciento y el PRD, 49.13 por ciento. Llegó al 2008 con 20 capitales gobernadas, De los diputados de mayoría disputados en elecciones locales, ganó el 63 por ciento, y el 59 por ciento de los ayuntamientos. “Somos la primera fuerza política territorial. Contra la aritmética no hay discusión”, presumió, muy orondo, Sebastián Lerdo de Tejada, representante del tricolor ante el IFE.

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