¿A qué vamos a venir?

No habrá mensajes, ni posturas de los grupos parlamentarios, durante el Primer Informe del presidente Calderón. Al cabo de muchas horas de negociaciones, declaraciones, amenazas, jaloneos, se impuso el entregas y te vas.

Los secretarios de estado, gobernadores, ministros, diplomáticos, representantes de las iglesias, empresarios, directores de medios, y los 1,300 periodistas acreditados, escucharán a los oradores de los 8 grupos parlamentarios repetir la palabra “declino”, cuando la presidenta de la mesa directiva, la perredista Ruth Zavaleta, los invite a pasar a la tribuna.

El Presidente llegará a la hora convenida. Se limitará a entregar su Informe por escrito, y a dejar constancia de que así lo hizo, antes de retirarse del recinto. El punto fino es si lo hará en la tribuna o en el salón de Protocolo

“¿A que vamos a venir? ¿A pasar lista” Preguntó mordaz el diputado del PRI. Carlos Rojas. El ex titular de la Sedesol, sin embargo, no desdeña el valor político del acuerdo alcanzado para el Informe, y se felicitó de que Felipe, a diferencia de Fox el año pasado, no se haya entercado en leer un mensaje. “No podía dejar lo más (las reformas) por nada”, recalcó.
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En la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, donde el PRD tiene mayoría, se “cocina” un reconocimiento de Felipe Calderón como presidente constitucional, antes de que se realice el primer informe del jefe de gobierno capitalino, Marcelo Ebrard.

El tema ha provocado una auténtica guerra civil perredista. Los asambleistas de Nueva Izquierda, que encabeza Víctor Hugo Círigo, se inclinan por seguir la ruta trazada en la Cámara de Diputados por Ruth Zavaleta, destacada integrante de la corriente de Los Chuchos, y dar el reconocimiento legal a Felipe.

Los ayatolas obradoristas, encabezados por Agustín Guerrero, no están dispuestos a permitirlo, y así lo hicieron saber la noche del martes en un tono tan agresivo, que la decisión de invitar o no a Calderón al informe de Marcelo tuvo que posponerse hasta el martes próximo.En el edificio de Donceles nos comentan que la radicalización de los obradoristas impide que haya condiciones para garantizar que se respetará la investidura presidencial.
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Ya esta redactada la iniciativa de Reforma Electoral. Legisladores del PAN, PRD y PRI se aprestan a aprobarla este jueves en la Comisión Ejecutiva para la Construcción de Acuerdos del Congreso de la Unión. El viernes será presentada en la Comisión Permanente.

Eso es lo que informó ayer Héctor Larios, coordinador de la bancada del PAN en San Lázaro, a los indignados coordinadores parlamentarios del llamado G-5, que integran PVEM, PT, Nueva Alianza, Convergencia y Alternativa, a quienes les dieron “atole con el dedo”. Les hicieron creer que participaban en la Comisión Redactora, pero nanay.

La iniciativa contiene una propuesta del PRD para modificar el régimen de coaliciones. El tema abrió un episodio más en la guerra entre los partidos grandes y chicos. La chiquillada no está dispuesta a regresar al régimen de candidaturas comunes y que le dificulten el acceso a las prerrogativas y la representación.
El cambio significaría, en palabras del diputado amarillo Luís Sánchez “rascarse con sus propias uñas”. Con este cambio, los partidos chicos ya no podrían encarecer acuerdos electorales con los grandes. Tampoco agrandar su representación en el Congreso, vía las alianzas, ni salvar, por esta misma vía, su registro.

El autollamado G-5 se reunió la tarde ayer en el Hotel Marquis para definir una estrategia común que evite su ruina. Volvieron a esgrimir la posibilidad de levantarse de la mesa de negociaciones de la Reforma del Estado. “Es la única salida que nos queda”, declaró uno de los participantes. En el conclave resolvieron reunirse este jueves con Larios y plantearle la inconformidad. Los coordinadores del G-5 comerán juntos.

La chiquillada, por cierto, tiene un superasesor. Se llama Porfirio Muñoz Ledo. Nos dicen que el controvertido político se ha acercado a buscar refugio en el G-5, debido a la marginalización de la que es objeto en el seno del grupo de asesores de la Comisión para la Construcción de Acuerdos del Congreso de la Unión, entre ellos Jorge Alcocer. A este grupo ya lo llaman “El G-5 más Porfis”.

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