Desencuentros amarillos.

Víctor Hugo Círigo no olvida las palabras que escuchó en boca de Marcelo Ebrard, en alguna de las reuniones en tete-a-tete para fijar las reglas del juego, entre el GDF y la ALDF. “Hay que entender que el jefe político de la Ciudad debe tener el control no sólo el gobierno, sino del partido y la Asamblea”, advirtió el jefe de gobierno .

El mensaje era claro. Nada de división de poderes, ni de democracia. La ALDF debía subordinarse a las necesidades del “jefe político” de la Ciudad. Igualito a lo que hacían los priistas, antes de que la sociedad los rebasara.

Pero el asambleísta del PRD no se amedrentó. Formado en los cocolazos de antaño, a diferencia de los gritones de ahora, le hizo ver a Marcelo que ambos venían de culturas distintas, y que lo que proponía era inaceptable. Allí se agudizaron los desencuentros.

La negativa preocupó a Ebrard. Su secretario de Gobierno, José Ángel Ávila, comenzó a operar para debilitar al presidente de la Comisión de Goberno. Lo respaldaba el asambleísta Agustín Guerrero, de la tribu de los bejaranos. Ambos maniobraron para no presidiera la sesión en la que Marcelo presentaría su informe de gobierno.

Círigo había promovido que hubiera un diálogo entre el jefe de gobierno y los asambleístas. Avila le vendió la idea a Marcelo de que aquello era una trampa “y se la compró”. En el GDF se propusieron evitar que Víctor Hugo se subiera ese día a la tribuna. Por todos los medios intentaron que la presidencia de la mesa directiva quedara en manos del PAN, Pero los azules fueron sensibles a los argumentos del Asambleísta de NI. “Lo que está en juego es la autonomía de la Ásamela”, les dijo.

Llegaron los tiempos del Presupuesto. A la Asamblea fue enviado un paquete en el que el GDF se asignaba un incremento del 12 por ciento del gasto. A las delegaciones, algunas de las cuales controla Nueva Izquierda, sólo se les aumentaba un 4.5 por ciento. Círigo les hizo saber que no votarían a favor.

Los aliados de bejarano, encabezados por Agustín Guerrero y alentados por Avila, incrementaron la estridencia. Un día sí y el otro también, declaraban en contra de Cirigo. La campaña se acompañó de “maiceo”. A dos diputados neoizquierdistas los convencieron con promesas de jefaturas delegacionales, pero no les alcanzó. Faltaron tres asambleístas.

Círigo decidió entonces romper la interlocución con Ávila, No volvió a tomarle la llamada. Marcelo buscó a Jesús Ortega, jefe nacional de NI, para que interviniera. Se organizó una reunión en casa de Guadalupe Acosta Naranjo, secretario general del PRD, a la que asistieron el jefe de gobierno y el presidente de la Comisión de Gobierno de La ALDF. La reunión se prolongo hasta la madrugada. Ambos se dijeron sus cosas, pero al final, lograron el acercamiento. El presupuesto, modificado, se aprobó por unanimidad.

En casa de Acosta planearon ir juntos en la contienda por la dirigencia del PRD -DF. Surgió el nombre de Juan Guerra como candidato de unidad. A Marcelo no le pareció mala la idea.
Quedaron de analizarlo. Se separaron convencidos de que los tiempos de guerra habían terminado. No incluyeron el factor López Obrador.

Al legitimo no le pareció la candidatura de unidad. Apareció entonces Alejandra Barrales como candidata de Marcelo a la jefatura del PRD-DF. Nueva Izquierda lo sintió como una traición. Los tambores de guerra volvieron a sonar.
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La decisión de Agustín Basave, secretario técnico de la Cenca, de restringir las llamadas a celulares y las de larga distancia –los cuentones eran enormes-- provocó una airada reacción de Mario Fonseca, ex coordinador administrativo de la Comisión, y asesor del grupo de federalismo.

Fuera de si entró a reclamar la decisión a las oficinas del actual coordinador administrativo Isidro Hernández. Fuentes de la Cenca cuentan que no solo aventó al piso todos los papeles que tenía sobre el escritorio, sino que se le fue encima para agredirlo físicamente. Fue necesario que intervinieran los agentes de seguridad de la CENCA para sacarlo del lugar. Nomás no se quería salir. “Están nerviosos porque ya afloraron las corruptelas”, precisan las fuentes.