El cuestionado gobernador.

Eduardo Medina Mora esperaba una comparecencia difícil. “Va a ser un evento de cuchillos”, adelantó el procurador general de la República, mientras volábamos por la mañana rumbo a la Ciudad de Guanajuato, donde encabezaría, junto con el gobernador Juan Manuel Oliva, un Congreso Internacional sobre la Reforma Constitucional en materia penal.

Una pregunta obligada era sobre la petición de la renuncia del gabinete de seguridad., incluido él, solicitada la víspera por el PRD, en su Congreso Nacional. “Si eso arreglara las cosas…mi familia lo agradecería. Yo no busco ni ser diputado, ni ser senador…”, repuso.

Por la tarde, ya en plena comparecencia, Ricardo Monreal, vicecoordinador del PRD en el Senado de la República, pidió abiertamente su renuncia y la del secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, porque, dijo, en materia de combate al crimen organizado "no ha habido resultados".

Fue ocasión para que el procurador precisara su respuesta “En lo personal no voy a renunciar. Tengo la disposición, y voy a cumplir el mandato que dicta la Constitución, pero también la confianza que me ha otorgado el Presidente Calderón para el cargo”, dijo.

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El papel del gobernador de Michoacán, Leonel Godoy, antes de las explosiones en Morelia –7 muertos, mas de 100 heridos- ha suscitado las más duras críticas, hasta de sus correligionarios del PRD. Nadie entiende porque no tomó precauciones, si había amenazas de que algo pasaría el 16 de septiembre. “le avisaron de que algo pasaría, y no hizo nada”, lamentó, fuera de grabadora, uno de los lideres más fuertes del sol azteca.

Godoy se ha sumado al grupo de gobernadores que se desentienden del problema del narcotráfico, con el pretexto de que es un asunto federal, aunque en una zona de su entidad, Tierra Caliente, los narcos le han arrebatado al Estado tres de sus principales funciones: el uso de la fuerza, el cobro de impuestos, y la imposición de su ley. En el ámbito federal, echan muchísimo de menos al ex gobernador Lázaro Cárdenas, quien por lo menos compartía con la Federación la información que se generaba en el Estado.

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Parecían los tres alegres compadres. No era para menos. Jesús Ortega, Jesús Zambrano y Guadalupe Acosta Naranjo, dirigentes nacionales de la moderada corriente Nueva Izquierda, se juntaron ayer en el restaurante Belllinghausen de las Zona Rosa para comentar, entre otras cosas, las vicisitudes del Congreso Nacional del PRD.

Ortega ponderaba los logros del Congreso. Mencionó, de entrada, que salvo Izquierda Unida, de los bejaranos; Izquierda Social, de los Batres, y los llamados Cívicos, todas las demás corrientes jalaron con Nueva Izquierda, la corriente que encabeza. “Aislamos a los fundamentalistas”, celebraba Chucho. ¿Qué sigue? Le preguntamos. “Enfriar los ánimos”, repuso.

Alejandro Encinas, su adversario en la elección interna, anda en también en la sintonía de dejar atrás la confrontación interna. “Tenemos que darle vuelta a la página”, nos dijo. El ex jefe de gobierno del DF aún no decide si aceptará formar parte del los trece magníficos que integrarán el Consejo Político Nacional del PRD, nuevo órgano colegiado del partido.

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La propuesta del PRD suscitaba el consenso casi unánime. La medalla Belisario Domínguez para Miguel Ángel Granados Chapa. Ni quienes han sido blanco de las críticas del prestigiado periodista se oponían al reconocimiento. Le sobran méritos para llevarse el premio que el Senado otorga a mexicanos que se hayan distinguido como servidores de la patria o de la humanidad.

Pero nos reportaron cambio de señales en el amarillo. Un prominente legislador nos llamó la tarde de ayer para alertarnos. “Le quieren dar la medalla a la maestra Ifigenia Martínez, y Carlos Navarrete está cediendo…”, aseguró.

Buscamos a Monreal para verificar la versión. Estaba en la comparecencia de Medina Mora. Le marcamos a Graco Ramírez. No tomó la llamada. Encontramos a René Arce. Respondió: “No tengo información al respecto, pero no hay posición oficial de la fracción. Aún no hemos decidido”, repuso.

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Agustín Basave celebró el domingo por partida doble. Se casó la víspera, y cumplió medio siglo de vida. El ex embajador en Irlanda reunió a sus amigos en el Restaurante Arroyo, al sur de la Ciudad. Su vocación plural quedó reflejada en la diversidad de sus invitados.

Por allí andaban los obradoristas Alejandro Encinas y José Agustín Ortiz Pichetti; el senador del PAN, José González Morfin, el otrora poderoso Alfonso Durazo, y hasta Lidia Cacho, el coco del gober precioso, y de Kamel Nacif, el rey de la mezclilla.

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