Manual de los Terroristas.

En la mesa de céntrico restaurante El Mesón Andaluz charlaban animadamente los socialdemócratas Jorge Díaz Cuervo, asambleísta, Ricardo Pascoe, vicepresidente de ese partido, Enrique Pérez Correa, también asambleísta, y el petista disidente, José Narro Céspedes, entre otros.

De pronto surgió el tema del viaje del presidente Calderón a Morelia. Los comensales compartían la idea de que Felipe se tardó demasiado tiempo en visitar a sus agredidos paisanos. El atentado ocurrió el 15 de septiembre y el Presidente de la República llegó a la capital michoacana la tarde del 17 de septiembre.

Ninguno entendía porqué no canceló la fiesta palaciega del 15 de septiembre, cuando el luto y el dolor empañaban el aniversario de la Independencia en todo el país. “Salinas la hubiera suspendido para trasladarse inmediatamente a Morelia”, comentó Narro. El asambleísta Díaz Cuervo coincidió en que al primer mandatario le faltó de sensibilidad política frente a la tragedia. Los demás, incluido este reportero, asentimos.
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Los bombazos iniciaron la cuenta regresiva para el gobierno federal en materia de combate al crimen organizado. Roberto Pombo, director del periódico colombiano El Tiempo, recordaba ayer, en el programa radiofónico de Denise Maerker, lo que establece el manual de los terroristas en materia de atentados con explosivos dirigidos en contra de la población civil: la primera bomba es culpa del terrorista; la segunda también, pero la tercera es culpa del gobierno “y se pedirá que (ya) no se le mueva eso, porque hay gente inocente que sufre…”

El periodista está convencido que la manera de operar en la capital michoacana es semejante a la utilizada, en su tiempo, por el crimen organizado en su país. “El narcoterrorismo empezó en Colombia con un terrorismo indiscriminado, para atemorizar a la ciudadanía, para arrinconar al gobierno, también como resultado de una reacción tardía del Estado para combatirlos, cuando antes había sido un Estado bastante complaciente frente a ellos”, recordó.

¿Le suena que algo parecido sucede en México? A mi sí, y mucho…
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Los atentados en la capital de Michoacán impactaron de manera directa en el Segundo Informe de Gobierno de Marcelo Ebrard. Los partidos, salvo el PAN, se olvidaron de las estridencias y le bajaron al tono de sus discursos, sabedores que no es la hora de las disputas pueriles, sino de cerrar filas. Todos, incluido Marcelo, se solidarizaron con las familias de las víctimas, con los michoacanos, y con su gobierno.

Ebrard mantuvo un bajo perfil a lo largo del acto. Se le vio conciliador, receptivo, e incluso más humilde de lo acostumbrado. Reconoció implícitamente que solo no puede con el tema de la seguridad y pidió a la ALDF respaldo para que en el Presupuesto del 2009 se incrementen suficientemente los recursos para poder cumplir con las metas del Acuerdo Nacional por la Seguridad.

Cerró su mensaje con una petición –un minuto de silencio por los caídos en Morelia—y un llamado a no caer en tentaciones autoritarias, ni en la desesperanza y el temor

“Es el momento de actuar con valentía para fortalecer nuestras instituciones, trabajar muy de cerca con la sociedad, tener claridad de que la defensa del Estado y las instituciones deben estar por encima de la disputa política”, dijo.

¿Qué pensará de estas palabras el hombre que mandó al diablo a las instituciones y que apadrinó al jefe de gobierno los últimos años de su carrera política?
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La nota discordante la dio el diputado azul Humberto Romero. En los 18 minutos que utilizó el micrófono –15 para posesionar al PAN y 3 en la réplica—abusó del sarcasmo y la descalificación. Comenzó por acusar a Marcelo de utilizar la estrategia salinista de ni los veo, ni los oigo…

El histriónico asambleísta recordó que de los 20 puntos que Ebrard prometió en su primer Informe, solo cinco se cumplieron a cabalidad. “”Es usted 25 por ciento cumplidor”, subrayó. Y dijo más:

“Ojalá nos pudiera dar su opinión con respecto al cobro del “diezmo” a todos los funcionarios de esta administración, para financiar ya sabe que oficinas; a lo mejor nos anticipamos a su respuesta y sabemos que esa fue una directriz del “legítimo”, pero por lo visto del “legítimo jefe de Gobierno del DF”,

El tono “estridente y soberbio” –así lo calificaron-- del muy novato asambleísta azul, incomodó no solo a los perredistas, sino a sus propios compañeros de bancada. Algunos asambleístas de ese partido se nos acercaron para manifestar su desacuerdo con Romero.

Y no solo eso. Nos dijeron también que es uno de los más faltistas y de los que menos iniciativas producen. “Su único mérito es ser pareja de Mariana”, aseguraron. Se referían, obviamente, a la presidenta del PAN- DF, Mariana Gómez del Campo.

1 comentario:

MM dijo...

solamente, apuntar un pequeño error... el vicepresidente del partido socialdemocrata es Luciano Pascoe. No Ricardo