No a la especulación.

La trágica muerte de José Luis Santiago Vasconcelos, junto a Juan Camilo Mouriño, va a desencadenar toda clase de especulaciones. Es inevitable. El titular de la Siedo en tiempos de Fox, funcionario de la SSP, era un hombre amenazado. Apenas en enero pasado fueron detenidos sicarios del crimen organizado contratados para matarlo.

El intento de asesinato se le achacó entonces a Joaquín el Chapo Guzmán. El propio José Luís alguna vez no comentó que Osiel Cárdenas, el extraditado capo del Cartel del Golfo, se la tenía jurada. Anoche mismo, sin el menor sustento, corrían ya las versiones de que habían “bajado” el viejo Lear Jet 45, comprado en los tiempos de Santiago Creel en Bucareli, en el que volaron de regreso de San Luis Potosí.

Lo más sensato es esperar la información de la caja negra y la versión de la Torre de Control para saber que pasó, antes de dar rienda suelta a las versiones sobre un supuesto atentado. Especular sin bases confunde a los ciudadanos y altera aún más a este sacudido país.

El presidente Calderón, en su mensaje anoche por cadena nacional, comprometió al gobierno federal a avanzar en las investigaciones, a fin de aclarar las causas de la tragedia, “mientras tanto nos atendremos a la información que vaya surgiendo”, dijo.

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Alejandro Zapata Perogordo no iba en ese avión. Alguien soltó irresponsablemente la versión de que el precandidato del PAN al gobierno de San Luis Potosí acompañaba a Juan Camilo Mouriño, quien regresaba de una visita relámpago a esa ciudad.

La versión, nos dicen, salió del CEN del PAN. El senador con licencia tenía ayer una cita con Juan Camilo, pero aquí en la Ciudad de México. “Quedamos de vernos a su llegada de San Luís. Le mandé un mensaje, pero ya no respondió”, nos contó Alejandro.

El que sí se salvó fue Ulises Ruiz, coordinador de asesores del secretario de Gobernación. El político mexiquense tenía boleto para ese vuelo fatal, pero un contratiempo de última hora lo mantuvo en la Ciudad de México. “Está vivo de milagro”, nos dijo Zapata Perogordo.

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Juan Camilo viajó a la capital potosina para firmar el Acuerdo por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad. Se dio tiempo para comer en la Casa de Gobierno con Marcelo de los Santos, mandatario estatal. Hubo un tercer comensal: José Luis Santiago Vasconcelos.

Asistió también a un evento del Programa Paisano 2008, realizado en la carretera San Luis Potosí—Matehuala, cerca del aeropuerto, en compañía de la Comisionada Nacional de Migración, Cecilia Romero Castillo; y del diputado Antonio Valladolid Rodríguez, presidente de la Comisión de Población, Fronteras y Asuntos Migratorios.

A Cecilia Romero, quien está viva y en perfectas condiciones, también la pusieron equivocadamente entre los pasajeros del Lear Jet.

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Al secretario de Gobernación lo saludamos, apenas el pasado lunes, en el Castillo de Chapultepec. Salía de la comida ofrecida el presidente de Paraguay, Fernando Lugo Méndez. Se acercó al grupo donde estábamos la conductora de Formato 21, Guadalupe Juárez, el diputado federal Samuel Aguilar, y este reportero. Nos dijo entonces que eran “puras voladas” lo de su salida de Bucareli. Ese fue el título de la columna de ayer y las últimas palabras que le escuché.

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Nos llegó anoche un correo electrónico del ex piloto Eduardo Riveroll, que abona a la tesis del accidente. Dice textual:

“Ese avión venía en tránsito normal al aeropuerto de México a la pista 5. Se llama MW (mike-whiski). Se entra checando el VOR de San Mateo, y todo el tiempo los aviones están controlados en comunicación con aproximación México y torre.

“Casi es seguro que tuvo paro de motores y no puede haber sido por otra razón que por falta de gasolina. Eso sólo las investigaciones lo dirán. La torre de control, tiene grabada toda la conversación de la aproximación. Habría que checar si en San Luis Potosí cargó combustible…

“Esto sucedió después de checar el VOR de San Mateo, que está cerca de las torres de Satélite, lo cual quiere decir que hasta ese instante, el vuelo venía sin ningún problema. Es seguro que el piloto reporto una emergencia. Con aviones de ese tipo, el piloto no tuvo tiempo de hacer algo, sino tratar de llegar al bosque de Chapultepec. Lamento mucho lo que pasó. Fue un accidente, no otra cosa que después inventan.”

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