Desencuentro terrenal.

Las relaciones entre la iglesia católica y el PRD se encuentran en su nivel más bajo desde la fundación del Partido del Sol Azteca en 1989. La legalización del aborto, las bodas gays, y la adopción de niños por parejas del mismo sexo, aprobadas en la ALDF por la aplanadora amarilla, ha acelerado los desencuentros entre la jerarquía católica y la izquierda.

Ambas partes se han radicalizado. A la grave afirmación del vocero del arzobispado de México, Hugo Valdemar Romero, en el sentido de que el PRD es “enemigo de la Iglesia” –o sea, el demonio--, siguió la presentación de la iniciativa de Reforma Política de los partidos de izquierda, incluido el PRD, en la que se alude a la postura de intolerancia del alto clero

Dice la propuesta de Ley: “Actualmente, en nuestro país, el tema del aborto y matrimonios entre personas del mismo sexo son los más simbólicos ejemplos de la intolerancia de una jerarquía religiosa, y su menosprecio por las ideas y opiniones contrarias.”

En el PAN vieron en este durísimo párrafo un ataque a la libertad de culto. ”Los agarramos con los dedos en la puerta”, exclamó Alejandro Zapata Perogordo. El senador potosino quiere llevar a debate esta parte de la iniciativa, incluida en el capitulo referente al Estado Laico, para exhibir, dice él, la intolerancia de la que también hacen gala los fundamentalistas de la izquierda.

La discusión sobre el estado laico, y la posible inclusión de ese término en el artículo 40 de la Constitución, ha abonado a los malos entendidos entre las dos partes. El padre Valdemar mira con sospechosísmo lo que sucede, a juzgar por sus recientes declaraciones. “Es cuestionable que se entienda por laico una actitud irracionalmente antirreligiosa, específicamente anticatólica, que pretende regular y someter a la Iglesia en lo concerniente a su misión evangelizadora y social”, declaró el vocero del arzobispado.
¡Nanay! Dicen en la izquierda. Es equivocado el argumento de que la laicidad del Estado atenta contra la libertad de creencia. “Por el contrario, garantiza el ejercicio de la liberta de culto en un plano de igualdad y equidad entre las diversas religiones”, puntualiza la iniciativa del PRD, PT y Convergencia, presentada en el Senado.
El texto remata: “Un país como México, donde existe una abrumadora mayoría católica, es terreno fértil para la discriminación por motivos religiosos; de ahí la importancia de consolidar al nuestro como un Estado Laico.”
¿Así o más puyas?
La radicalización de las posturas contamina con “El Síndrome de Sísifo” los esfuerzos que desde hace semanas realiza Carlos Navarrete, presidente de la mesa directiva del Senado, para normalizar las relaciones de su partido con la jerarquía católica. En menos de un mes se ha reunido cuatro veces con representantes de la Iglesia y a su regreso de La Habana, donde asiste a la Reunión Interparlamentaria México-Cuba, tiene una quinta programada. “Las relaciones con la iglesia son una prioridad en la agenda del senador Navarrete”, nos dicen en su entorno.
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El senador del PVEM, Manuelo Velasco, salió ya del hospital, a donde fue a parar con un agudo cuadro de estrés. El pasado jueves reapareció en Xicoténcatl. Se le veía de buen ánimo. Hasta una iniciativa presentó. El hombre no ocultaba su satisfacción por el hecho de que su compadre Juan Sabines, gobernador de Chiapas, estuvo muy pendiente de la evolución de su salud.

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