El “aplicado” del gabinete.

Javier Lozano pasa como uno de los secretarios más “aplicados” del gabinete. En el entorno de Felipe Calderón aseguran que es una de las personas que más escucha el presidente de la República. El secretario del Trabajo es también un abierto aspirante al 2012. Alguna vez comentó que tiene su “corazonsote” puesto en ese aún lejano objetivo.

A su favor juega la confianza que le tiene su jefe, y la eficiencia mostrada en las encomiendas delicadas que se le han hecho. El ejemplo más visible es la desaparición de la LYF. En contra que los panistas no lo sienten como uno de los suyos y, paradoja, la factura que le pueden presentar los sindicatos y la izquierda por el episodio del SME

Una de las tareas pendientes de Lozano es la reforma laboral. Le preguntamos ayer su opinión sobre la advertencia de Beatriz Paredes de que el PRI no permitirá que se apruebe en el Congreso ninguna reforma laboral que pretenda debilitar a los sindicatos o reglamentar el derecho de huelga. La respuesta de Lozano fue muy cuidadosa:

“Coincido con ella. La reforma laboral no pretende afectar los derechos de los trabajadores. No estamos planteando modificar ni una coma del artículo 123 constitucional, ni alterar los derechos colectivos fundamentales. Se trata de facilitar el acceso al mercado formal de trabajo, aumentar la productividad, hacer más eficiente y ágil la justicia laboral, y asegurar mejores condiciones de seguridad, higiene, capacitación, e inclusión de grupos vulnerables.”

Saque usted las conclusiones.

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Ernesto Zedillo no pasa de moda. Apenas el miércoles fue nota de ocho columnas por las acusaciones que le hizo su predecesor en Los Pinos, Carlos Salinas de Gortari, en el sentido de que dio información a unos cuantos empresarios sorbe la devaluación del peso en 1994.

En un tiempo aparecerán revelaciones que reforzaran la convicción de que el último presidente del PRI tuvo mucho que ver en la llegada del panista Vicente Fox a la presidencia de la República en el 2000. Guillermo Ruiz de Teresa, uno de los colaboradores más cercanos del entonces candidato priista, Francisco Labastida Ochoa, prepara un libro en el que dará a conocer sucesos que vivió personalmente

Uno de estos sucesos ocurrió en Chihuahua. El entonces gobernador de la entidad, Patricio Martínez, se había comprometido a llevar 20 mil personas a un mitin del candidato presidencial del PRI en la capital del estado. Pero cuando Labastida llegó no rebasaban los 4 mil.

Ruiz de Teresa buscó al gobernador. Le pregunto que había pasado. ¿Quieres que te diga la verdad? reviró Martínez, y la soltó: “El presidente Zedillo me dijo ‘si ayudas de más al PRI te chingo…” El gobernador entendió el mensaje y renunció al “acarreo” proyectado.
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No paran los desencuentros entre los diputados del PRI, área de influencia de Beatriz Paredes y de Enrique Peña Nieto, y la bancada de senadores de ese partido, feudo de Manlio Fabio Beltrones. Voces indiscretas revelaron que en la reunión previa del grupo del tricolor en San Lázaro hubo comentarios no muy fraternales hacia sus correligionarios en la Cámara alta por el “madruguete” que les pegaron en Xicoténcatl con la Reforma Política

La versión asegura que había un acuerdo entre senadores y diputados del tricolor para salir con un documento único. “¿Te avisaron que Manlio iba a presentar la iniciativa?” Preguntaron a Francisco Rojas. El coordinador de los diputados del PRI no tuvo más remedio que admitir que no fue informado.

La respuesta de Rojas avivó las críticas hacia los senadores. Súbitamente cobró fuerza la idea de que los diputados priistas presentaran su propia iniciativa, pero la propuesta parecía diluirse conforme se apaciguaban los ánimos.

Es el tercer desencuentro entre priistas de ambas cámaras que trasciende en lo que va de la Legislatura. El primero ocurrió en noviembre con la Ley de Ingresos; el segundo lo originó la idea de los diputados del PRI de acompañar la controversia constitucional del PT contra de la Reforma Energética; y esta última con la Reforma Política.

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