Una costosa destitución.

Apenas entró al salón de sesiones, se soltaron espontáneamente los aplausos. El reconocimiento a Santiago Creel era unánime. Los legisladores perredistas, priístas, convergentes, ecologistas, pero sobre todo los panistas, manifestaban así su respaldo al coordinador parlamentario del blanquiazul en la Cámara Alta. El gesto calaba hondo en el destituido senador defeño. “Un poco más y me quiebro”, reconoció el hombre.

La escena, poco usual en un Congreso polarizado, constituía un brutal desmentido a un primer motivo real esgrimido, en privado, para relevar a Santiago: La posibilidad de una “revuelta interna” en el grupo parlamentario azul, y la necesidad de “hacer ajustes” en la bancada.

Los senadores del PAN, por el contrario, estaban ofendidos, lastimados, indignados por las formas para relevarlo. En corto lo admitían, aunque en público, disciplina obliga, le daban su “apoyo” a Gustavo Enrique Madero, el nuevo coordinador.

El universal aplauso evidenciaba también que la separación de Creel deja a la Junta de Coordinación Política, órgano de gobierno del Senado, sin un hombre de diálogo y conciliación, capaz de lograr acuerdos hasta con los talibanes amarillos, que semanas atrás tomaron la tribuna en ambas cámaras.

¿Lo habrá olvidado Germán Martínez a la hora de tomar la decisión? ¿Sería suya realmente esa decisión? ¿Se le borró de la mente que Creel contribuyó a la construcción del acuerdo que permitió al presidente Calderón asistir a San Lázaro a entregar su Informe, sin que el acto se convirtiera en un circo? Son preguntas.

Al final de la sesión de la Comisión Permanente, presidida casi íntegramente por Creel, el inefable Pablo Gómez, perredista hasta la médula, opositor a todo lo que huela a “meones de agua bendita” y a calderonismo, tuvo un gesto de amistad con el senador panista: lo invitó a su casa “para desahogar”.
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Un segundo argumento para separar a Creel fue la Reforma Energética. Hay que recordar que el Presidente Calderón envió sus cinco iniciativas el 4 de abril pasado. No pudo hacerlo antes. El escándalo Mouriño, sobre supuestos contratos millonarios entregados a su familia por PEMEX, se atravesó en el proyecto. Cuando la reforma llegó a Xico, quedaban cuatro semanas para negociar su aprobación, antes de que culminara el período de sesiones.

Era tarea de magos.

En Los Pinos, además, hicieron un cálculo equivocado. No hay condiciones para que la refinación pase a manos de particulares y, peor aún, de extranjeros. Beatriz Paredes, presidenta del PRI, lo dejó claro desde el inicio del Foro sobre la Reforma Energética: no a la privatización de esta actividad “ni abierta, ni encubierta”. ¿Madero será capaz de convencer a los legisladores del Frente Amplio Progresista y a los priistas de modificar su postura? Por supuesto que no.

El Ejecutivo, por lo demás, no tomó en cuenta la iniciativa de Reforma Energética de los senadores del PAN y si, en cambio, se embarcó en la desastrosa campana de “vamos por el tesorito”, que ha servido a los adversarios de Felipe Calderón para hacer escarnio de la propuesta del presidente.

Un tercer motivo real que se esgrimió en avenida Coyoacán, aunque en público lo nieguen, es el veto de las televisoras al ahora ex coordinador de los senadores panistas. Tan se esgrimió ese argumento, que el aguerrido Javier Corral Jurado, integrante del CEN del PAN, puso sobre la mesa de Germán Martínez su renuncia. Cuentan que muy irritado le preguntó al jefe nacional: “¿Ahora las televisoras van a poner a los coordinadores parlamentarios del PAN?

Santiago lleva un año vetado en las pantallas de televisión. Aún así, es el panista mejor posesionado para las elecciones presidenciales del 2012. La encuesta de Gabinete de Comunicación Estratégica, de Liébano Sáenz, revela que un 42.6 por ciento de los ciudadanos creen que va a ser el candidato azul. Está muy por encima de Juan Camilo Mouriño (16.5 por ciento) y Josefina Vázquez Mota (18.3 por ciento.) Y eso que todavía no se conocen las encuestas, después de que reconoció la paternidad de Constanza.
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A veces las fuentes no son tan buenas como parecen. Ayer dimos cabida en este espacio a las versiones, contadas por un importante legislador, de que una vez concluido su período como presidente de la mesa directiva del Senado, en agosto próximo, Creel podría irse de embajador a Inglaterra. Es falso. Fuentes muy cercanas a Santiago aseguran que no tiene intenciones de viajar a ningún lado. “Está en período de reflexión” sobre si pide licencia como senador “pero no se va de México”. Una disculpa a los lectores de Arsenal.

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