La sonrisa de Ulises.

Nos topamos ayer con el gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz. Ya avanzada la tarde, charlaba en el lobby del Hotel María Isabel Sheraton con Cesar Augusto Santiago y el diputado Jorge Toledo. A diferencia de sus interlocutores, no llevaba corbata, ni saco. Vestía ropa casual.

Luego del saludo de rigor, le preguntamos sobre el resurgimiento del conflicto de magisterio en la entidad que gobierna. Meneó la cabeza en sentido negativo. “Hay clases”, repuso. ¿Y las manifestaciones en las calles? Insistimos “Son 500 gentes”. ¿Y la APPO? “No hay APPO”. Pero si allí anda Flavio Sosa, le recordamos. “Sí, allá anda…”, reviró lacónico.

El gobernador nos dio a entender que la imagen de Oaxaca como un estado en vías de explosión es cosa de los medios. “Una cosa es lo que se escribe y otra, muy diferente, lo que sucede”, señala. Nada que ver con lo del 2006, cuando se tambaleó en la silla.

No resistimos la tentación de preguntarle por Jorge Franco, su querídisimo ex secretario de gobierno, actual dirigente del PRI en Oaxaca, encargado del trabajo sucio, presuntamente involucrado en la desaparición de Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya, los dos guerrilleros que reclama el EPR.

-- ¿Qué pasa con Franco?- cuestionamos.

-- Va a ganar todos los distritos- repuso sonriente.

-- ¿Me refiero al otro expediente?

-- No hay nada—aseguró.

Recordé entonces las palabras que le escuché, no hace mucho, a un alto funcionario del gobierno federal, al hablar sobre los responsables de la desaparición de los eperristas. “Todos los indicios apuntan hacia él (Jorge Franco) y su grupo, pero no lo podemos probar jurídicamente”, admitió.

¿Y entonces?
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A Manuel Espino nomás no le cuadra ver a Felipe Calderón delante de la tropa, dando órdenes de manera directa, en la guerra contra el crimen organizado. Lo manifiesta en charla con este reportero. El hombre está convencido de que esa es chamba del Secretario de la Defensa, del Procurador General de la Republica, del Secretario de Seguridad Pública, pero no del primer mandatario. “A él (Felipe) quién le va a decir que cambie de rumbo, que cambie de jugada (si las cosas no van bien)”, pregunta el ex jefe nacional del PAN. Y exige: “¡Cuiden al Presidente!

El hombre está sorprendido de la polémica que suscitó su declaración de que el gobierno no va ganando la guerra a los narcos, un día después de que el Procurador, Eduardo Medina Mora, sostuviera exactamente lo contrario: Que si gana la batalla el gobierno, aunque no lo parezca.

“Nadie debe sentirse molesto por mis palabras. Ni siquiera estoy diciendo que se revise, sino que se mantenga el gobierno dispuesto a revisar su estrategia. Son demasiados muertos, demasiada violencia. Yo no trabajo en el gobierno, soy un ciudadano más, y el hecho de que sea ex presidente del PAN, no me quita esa condición de ciudadano”, recalca.

Medina Mora fue el que generó la polémica, con las declaraciones triunfalistas que dio, sin respaldarlas con datos o cifras, asevera. Y repite lo que ya ha contado: “También padezco las consecuencias de la inseguridad. Mi esposa, mis hijos y yo, en mi casa de Ciudad Juárez, ya hemos escuchado cinco balaceras. El viernes vimos matar a dos personas. Aquí en el DF, a menos de 100 metros de mi oficina, hemos escuchado un par de balaceras.”

La violencia cotidiana, a la que peligrosamente nos hemos acostumbrado
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Guillermo Xiúh Tenorio, presidente de la Comisión Permanente de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, estuvo a punto de echar de ese recinto legislativo a Alfredo Rojas Díaz Durán, hermano del secretario de Turismo del DF, por andar de escandaloso.

Y es que durante la sesión de la Permanente, Rojas Díaz Durán, quien llego al recinto acompañado de la senadora Rosario Ibarra de Piedra, no pudo contenerse cuando la diputada del PAN, Kenia López, califico de “pirata” el referéndum sobre la reforma energética, propuesto por el tándem López Obrador-Ebrard.

“Pirata tu presidente”, reviró enardecido, desde las galerías, el carnal de Alejandro Rojas Díaz Durán, quien ignoró los llamados al orden que le hacían en la tribuna. Xiuh declaró entonces un receso, y buscó al diputado Humberto Morgan, presidente de la Comisión de Participación Ciudadana y anfitrión del rijoso, para advertirle que a la próxima lo expulsaría. No hubo necesidad.

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