“Incómoda por hocicona”

“¿Por qué dicen que quiero lana? Lo que sigue es que digan que soy una puta”, revienta indignada Lourdes López. Ella forma parte de la terna de consejeros electorales que saldrán del IFE en agosto próximo, por disposición de los diputados. “La generación sándwich”, como ella la llama, por formar parte del segundo escalonamiento en el Consejo del Instituto.

La consejera sólo reclama lo que por Ley le corresponde: 20 días por año trabajado. Nada más, pero tampoco nada menos. Lleva once años y dos meses en el Instituto (anteriormente fue vocal en la junta de Nuevo León.) “Por eso la bolsa es más jugosa”, explica. Algo más de un millón de pesos.

La tamaulipeca está harta de periodicazos y filtraciones en columnas, que pretenden exhibirla como inescrupulosa en el manejo del dinero. “Nunca he pedido que nos igualen el salario con los ministros de la Corte, ni que me paguen los dos años que faltarían para que se cumpla el periodo para el que fui electa (hasta octubre del 2010) como ha exigido alguno de los consejeros”, subraya.

López sabe que es incómoda “porque soy hocicona”. No tiene empacho en reconocer que tiene el “record” de votos en contra en el Consejo General del IFE. Se ha opuesto, entre otras muchas cosas, a los presupuestos, al nombramiento del secretario ejecutivo. “Ir a favor y en bola es muy fácil. Mis votos en contra van todos razonados, y eso molesta”, subraya.

La voz trémula, la consejera advierte que a ella a no le va a suceder lo que al ex consejero Rodrigo Morales, quien dejo el IFE en el primer escalonamiento. Abrumado por el despido, el hombre no supo ni lo que firmó cuando se fue. Lo echaban del Instituto, pero los documentos decían que se trataba de una “renuncia”. En ese caso, la liquidación baja considerablemente. López por ningún motivo aceptará el mismo trato “Si me voy no es porque quiero, sino porque así lo decidió la Cámara de Diputados”, aclara.

La consejera ha sido maltratada. La Cámara de Diputados ni siquiera le ha notificado oficialmente que en agosto se va del IFE. No sabe si a Andrés Albo y Maria Teresa González, los otros que se van, ya les avisaron, pero todo esto le parece indigno

Ya encarrerada, la consejera da ejemplos que hacen honor a su fama. Ella objetó la extensión en el presupuesto de 1,500 millones de pesos que reclamaba el Consejo General, dizque para tener el equipo suficiente para monitorear la propaganda de partidos y candidatos en todo el país, y cumplir cabalmente con la reforma constitucional. “Tenemos más de lo que podemos gastar”, subraya.

Ilustra: En el 2007 hubo un subejercicio de 120 millones de pesos, a pesar de que la Cámara de Diputados redujo el presupuesto del IFE en 700 millones de pesos. A eso hay que sumarle 180 millones de pesos en “compras no programadas”. Casi mil millones de pesos más de lo que el Instituto necesitaba ese año. Únicamente en gasolina, el gasto mensual es de 6 millones de pesos, asegura.

En las “compras no programadas”, López destaca como positivo la adquisición de edificios. El IFE paga fortunas en renta. Nada más en el Estado de México, el costo del alquiler es de 250 mil pesos mensuales. El año pasado, se tenían presupuestados para el rubro de adquisición de inmuebles 29 millones de pesos. El gasto fue tres veces mayor. Se compraron también vehículos último modelo, y computadoras.

La consejera revela que hace relativamente poco tiempo, se detuvo un gasto de 19 millones de pesos que pretendía hacer el Registro Federal de Electores. Querían carros nuevos. 108 vehículos para apoyar a los 108 módulos que tienen. El carro, ya sabe usted, es para el vocal de la Junta. No quieren usar el suyo, y mucho menos utilizar el transporte público. “La raza gana 4 mil pesos mensuales”, advierte
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¿Dónde, por cierto, habrán quedado los spots que el Consejo Coordinador Empresarial patrocinó durante el proceso electoral del 2006, para apoyar, sin mencionarlo, al entonces candidato del PAN, Felipe Calderón? López ha solicitado copia de los mismos hasta en tres ocasiones. Nada más no aparecen. ¿Por qué? Es pregunta.