Desaire a la Marina

Fernando Gómez Mont, principal operador del Ejecutivo en la negociación de la Ley de Seguridad Nacional, cometió un grave error en el proceso que culminó con la aprobación, con un voto en contra, de esa minuta en el Senado. Al secretario de Gobernación se le olvidó, ni más ni menos, consultar con el almirante Francisco Saynes Mendoza, titular de la Secretaría de Marina, el contenido de las reformas a la mencionada Ley. Peor: ni siquiera lo invitó a la mesa de negociaciones.

“Nosotros atrapamos a Beltrán Leyva y al almirante no hay quien lo escuche”, se quejaron amargamente altos representantes de la Marina, durante una reunión con diputados del PAN, según fuentes azules del más alto nivel.

En Xicoténcatl confirman que la Marina efectivamente no participó en las negociaciones. Le echaron la pelotita a Gómez Mont. Recuerdan que el artículo 27 fracción XIV de la Ley Orgánica de la Administración Pública, faculta a la Secretaría de Gobernación para conducir las relaciones del Ejecutivo con el Congreso.

“El desaire a los marinos no fue del Senado”, nos dijo Arturo Nahle, coordinador de asesores de la Comisión de Gobernación de esa Cámara, quien participó en las negociaciones. El funcionario hizo notar, además, que el general Galván, titular de la Defensa, pidió entrevistarse con los senadores; mientras que el almirante Saynes Mendoza no lo hizo.

La molestia de la Marina, sin embargo, está más que justificada. Sus elementos participan en la lucha contra el crimen organizado con el mismo costo y riesgos, en sangre e imagen, que el Ejército. Todavía el fin de semana, los infantes rescataron a ocho secuestrados en Tamaulipas y aseguraron a siete presuntos delincuentes.
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En los altos mandos del Ejército también hay molestia con algunas de las modificaciones hechas a la iniciativa original del Ejecutivo. Las fuentes consultadas aseguran que los militares entregaron a la cúpula parlamentaria del PAN un documento con 22 observaciones negativas a la minuta.

Hay incluso algún artículo que los agravia particularmente. Tendría que ver con señalamientos de que la Fuerza Armada Permanente –es decir, Ejército, Marina y Fuerzas Aérea– deberán respetar los derechos humanos y las garantías de las personas, conforme el protocolo que se restablezca para al efecto. “Nos tratan como enemigos de la Nación”, habría comentado el propio Galván.

Tampoco les gustó a los militares el papel que la Ley otorga a los gobernadores. El artículo 69 dice que para declarar la existencia de una afectación a la seguridad interior, que permita la intervención de las fuerzas armadas, el ejecutivo estatal deberá presentar por escrito su solicitud de declaratoria al secretario ejecutivo del Consejo de Seguridad Nacional. “Y que tal si el gobernador es cómplice del narco”, se preguntan en las filas del Ejército,

Hago un paréntesis para ofrecer una disculpa a mi compañero Jorge Fernández Menéndez, quien fue de los primeros en informar del malestar que la minuta había causado en la cúpula del Ejército. Tenía razón en esa parte, sólo en esa, del intenso debate que alrededor del tema sostuvimos.

El voto masivo de los senadores del PAN, la participación en las negociaciones de representantes de la Sedena, y la aseveración del senador Jesús Murillo Karam, presidente de la Comisión de Gobernación, de que en los cuarteles estaban contentos porque ya tenían el “paraguas jurídico” que reclamaban, me llevó a publicar que el general Galván ya tenía razones para sonreír, cuando en realidad su hiel estaba a punto de reventar.

La minuta fue congelada en la Cámara de Diputados, luego de que Josefina Vázquez Mota diera cuenta de la inconformidad de los militares al presidente Calderón. Pero a la diputada del PAN no le alcanzan los votos para parar una Ley y de inmediato fue a hablar con Francisco Rojas. No hubo problema. El coordinador de los diputados del PRI aceptó congelar la minuta. Mataba así dos pájaros de un tiro: evitaba la bronca con el Ejército y le retiraba una medalla a los senadores de su partido.

La Ley, pues, estuvo mal operada por la Segob. “Los hechos hablan por si mismos; no contactó con la otra parte del Ejecito. Nos dijo que todo estaba bien, cuando había encabronamiento por los términos de la Ley”, comentó un senador del PRI a uno de sus colegas del PAN. Ya se habla de un periodo extraordinario con el tema de la Ley de Seguridad Nacional como único en la agenda.

18 de mayo

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