El confuso silencio del General

“No he recibido ningún telefonazo, ni queja del secretario de la Defensa, con quien tengo una extraordinaria relación”, repuso Manlio Fabio Beltrones, coordinador de los Senadores del PRI, cuando lo cuestionamos sobre las supuestas criticas del alto mando militar a la famosa Ley Nacional de Seguridad.

Era un desmentido del senador a las versiones, filtraciones, rumores, o lo que sea, sobre el supuesto cabreo de los verdes con el contenido la Ley que, según Jesús Murillo Karam, “da base legal” a la permanencia de soldados y marinos en las calles; y evita que después los culpen de los “daños colaterales”.

Manlio hizo notar, además, que ni Guillermo Galván, titular de la Sedena, ni otro militar de alto rango, han hecho declaración oficial que refleje malestar por el contenido de la minuta.

Ya encarrerado, envió un mensaje a los diputados que congelaron una Ley aprobada casi unánimemente por la Cámara alta, con el argumento de que no iban a aprobar en 24 horas, lo que tardó un año en procesar el Senado. Pueden modificar lo que quieran, pero no el artículo que subordina la participación de las fuerzas federales a los tratados internacionales (Resolución Radilla de la CIDH, que exige la eliminación del fuero militar)

El experimentado senador sabe del temor de los militares a juicios ulteriores de la historia en hechos donde hay sangre y violencia (el 68, la Guerra Sucia, por ejemplo) Por eso lanza la voz de alerta: “O el Ejército permite que su legislación se modernice; o se enfrentará a muchas comisiones de la verdad.”

Antes de abandonar el tema, hizo una broma. Recordó que el presidente Calderón ha declarado en reiteradas ocasiones que las fuerzas armadas darán una lucha sin cuartel a los narcos. “Por eso están en la calle”, dijo.

Por otras fuentes parlamentarias nos enteramos que no es temor, sino frustración lo que hay en el Ejército. En forma verbal pidieron facultades propias de un estado de excepción, en donde haya amenaza para la seguridad interior: retenes indiscriminados, cateos sin orden judicial, retención de detenidos por 24 horas, toque de queda…No se las concedieron.

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A Manlio lo encontramos en el restaurante The Palm. Compartía los alimentos con su mancuerna Emilio Gamboa Patrón. Lo primero que preguntamos era si buscaría la presidencia de la mesa directiva del Senado. “Esa sí la quiero…” ¿Y la presidencia del PRI? “Es un privilegio…” y la presidencia de la República? “Es un sueño…”

El restaurante parecía templo de políticos o funcionarios. En una de las mesas comía Juan Ignacio Zavala; en otra Jordi Herrera; en la que seguía Yiedkol Polevnsky; en una más Manuel Martínez, alcalde de Cuernavaca. A la misma mesa llegó el diputado Canek Vázquez. También se sentó Joaquín Hendricks, ex gobernador de Quintana Roo.

Zavala y Jordi se levantaron de sus mesas, en forma separada, para saludar a Manlio y a Gamboa, el próximo líder de la CNOP. Beltrones llevaba un traje azul, combinado con una camisa en el mismo tono. “Qué bien te ves vestido con ese color”, bromeó el Juan Ignacio, hermano de la primera dama.

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Victimizar a un candidato no es rentable políticamente. El ejemplo lo dio Vicente Fox con su insistencia en desaforar a Andrés Manuel López para sacarlo de la carrera presidencial. Su necedad no hizo más que catapultar al tabasqueño

El fenómeno se repite en Aguascalientes, a escala más pequeña. El gobernador Armando Reynoso, del PAN busca descarrilar como sea la candidatura de su detestado correligionario, Martín Orozco, para despejarle el camino a su amigo Carlos Lozano, Carlos Lozano, Lo logró a medias, pero le puede salir más caro el caldo que las albóndigas.

Ambos movieron los hilos para que el Consejo Estatal Electoral suspendiera de sus derechos políticos al ex alcalde panista de Aguascalientes y “coco” del gobernador Reinoso. Orozco No pudo registrarse. El CEE argumenta que el aspirante panista tiene una orden de aprehensión, por la compra irregular de un terreno del municipio. Un juez federal lo exoneró, pero los obedientes consejeros locales se doblaron. El asunto ya está en el TEPJF. El fallo se espera en un plazo máximo de 5 días. Orozco no duda que saldrá a su favor: “No estoy preso, no hay delito. Un juez federal ya lo dijo. Seré candidato…”, nos dijo.

7 de mayo

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