¿Y los asesinos de Brad Will?

A petición de la familia del periodista-activista Bradley Will, asesinado en Oaxaca el 26 de octubre del año pasado, el gobierno de Estados Unidos ya tomó cartas en el asunto, nos aseguran fuentes vinculadas con la PGR. La intervención de Washington se debe al “impasse” en el que cayó la investigación.

Nos aseguran también que directivos del diario La Jornada, donde trabaja el reportero gráfico, Francisco Olvera, considerado ´testigo clave’ para la investigación, han advertido a las autoridades que recurrirán a los tribunales internacionales, en caso de que insistan en obtener la declaración del fotógrafo. Esta seria la tercera vez que se niega a comparecer.

De acuerdo a testimonios, videos y fotografías en poder de la Procuraduría, Olvera pudo haber visto la cara de quien jaló del gatillo, por la posición que guardaba en el momento en que le dispararon primera vez a Will. Por eso su declaración es tan importante para resolver el caso. ¿Por qué negarse a comparecer para aclarar un caso tan importante? ¿Por qué si se exige la verdad en el asesinato del estadounidense no se colabora con las investigaciones? Son preguntas.

Otros dos periodistas ya comparecieron ante la PGR. Diego Osorno, reportero, y Owaldo Ramírez, fotógrafo, enviados de Milenio Diario durante le conflicto en la entidad. Hablamos con el primero. Nos dice que él no pudo ver el momento en que Brad fue herido, porque cargaba a Oswaldo, quien un minuto antes había recibido una bala en la rodilla. Confirma, sin embargo, que Olvera estaba del otro lado de la acera, en una mejor posición, para ver cuando Brad caía.

En su libro “Oaxaca sitiada; la primera insurrección del Siglo XXI” (Editorial Grijalbo) Osorno narra: “De pronto, entre el camión de volteo y los “appistas”, la Cámara se tambalea y graba un grito, el de su dueño, Brad Will, quien se deshace de dolor mientras alguien dice, más con fe que con certeza: “estás bien güey, estás bien güey …”

La PGR tiene en su poder el video grabado por Brad. La fuente dice que antes que le pegaran el tiro al estadounidense, se escucha esa misma voz que reprocha con violencia: “Ya te dije hijo de la chingada que no grabaras…”

La Procuraduría General de la República, que atrajo el caso, ya descartó una de las líneas de investigación. Es la que tiene que ver con los policías municipales. Tuvieron incluso que liberar a los dos elementos de esa corporación, detenidos bajo sospecha, por falta de pruebas. El calibre de las armas no coincidía. Tampoco el ángulo. “Balística nos dice que le dispararon a una distancia no mayor de 30 centímetros…”. Los policías municipales estaban a metros de distancia.

El informe de balística robustece dos líneas de investigación. Uno: los policías infiltrados; dos: la que apunta hacia la APPO. No hace mucho, en prestigiadas columnas, se escribió que Brad tendría grabadas escenas que demuestran los vínculos de la APPO con el EPR y que eso podría haberle costado la vida.
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Nos cuentan que el jueves pasado, Ricardo Cantú Garza, jefe de la bancada del PT en la Cámara de Diputados, manoteó y le reprocho a gritos a la perredista, Ruth Zavaleta, presidenta de la Mesa Directiva, su actitud frente a legisladores de Venezuela. “No sabes hacer tu trabajo”, le dijo,

La ira de Cantú, presidente del Comité de Amistad México-Venezuela, se debía a que la delegación venezolana no podía acceder al salón de plenos, porque elementos resguardo y seguridad lo impedían. En el extremo de la descortesía, a los visitantes de la República Bolivariana los tuvieron parados en el vestíbulo “casi una hora”, antes de permitirles el ingreso

La sesión de la llamada Conferencia, a la que acuden tanto los miembros de la mesa directiva como los integrantes de la Junta de Coordinación Política, le dedico ayer casi una hora al asunto. Hubo otra vez reproches, reclamos, pero allí quedó.
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Hace 39 años, un México convulsionado, que se preparaba para los Juegos Olímpicos, vivió una trágica jornada que puso, antes los ojos del mundo, al gobierno del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, en la vitrina de los represores. El entonces secretario de Gobernación, Luís Echeverría, señalado como corresponsable de la matanza estudiantil, vive aún en completa libertad, y exonerado de todo cargo.

Le preguntamos al senador Pablo Gómez, uno de los lideres encarcelados por el régimen de Díaz Ordaz, sobre la libertad del ex secretario de Gobernación. “Donde quede Echeverría es lo de menos. Lo importante es el juicio, que el estado asuma su responsabilidad. El Poder Judicial nos sentenció a 16 años de prisión. Ante la Ley, aún somos culpables…”, nos dijo.

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