La despedida de Ugalde.

Nos asomamos a la última sesión del actual Consejo General del IFE. Marcaba el fin de la llamada “era Ugalde” en una institución que todas las encuestas ubican con más credibilidad que el Congreso y los partidos. El ambiente, dentro del edificio, no era precisamente de fiesta. El presidente consejero, y otros dos consejeros electorales, se van antes del 13 de diciembre.

Afuera, en la calle, Gerardo Fernández Noroña y sus radicales le cantaban Las Golondrinas al presidente consejero, acompañados por un mariachi. La atmósfera, allí, sí era de festejo. Ugalde se va por presiones de los que reclaman fraude en las elecciones presidenciales del 2006, con la anuencia de los ganadores.

Luis Carlos apenas podía contener la emoción. “¡Y cómo no voy a estarlo carajo, si es una institución que te arropa, que te cobija”, nos confesaba, ya en la intimidad de sus oficinas. Minutos antes había terminado la sesión del Consejo. Su último discurso fue una voz de alerta: cuidado con la partidocracia

-- ¿Ve riesgos de que se produzca este fenómeno? –le preguntamos.

-- Si, hoy el riesgo es que los partidos, como nuevos actores influyentes de la vida política, puedan, desde el Congreso, colocarse como quienes gobiernan, sin tener contrapesos. Los ciudadanos y las instituciones pasan a segundo término. Me parece que eso, en México y en el mundo, se le conoce como partidocracia- repuso.
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Nadie en Periférico y Viaducto tiene la más remota idea de quien se perfila para ocupar el cargo que deja Ugalde. Pero hay dos notables que no son gratos entre los consejeros electorales afines al presidente consejero. El primero es Jorge Alcocer, director de Voz y Voto, y uno de arquitectos de la Reforma Electoral. “Le dijo al presidente Felipe Calderón que para legitimarse era necesario cambiar al IFE. Alguien que ataca el Instituto, no puede aspirar a encabezarlo”, nos aseguran

El otro personaje non grato es el abogado Diego Valadez. Lo acusan de haber cabildeado entre los magistrados del Tribunal Electoral a favor del vergonzoso episodio de presidencia interina. “En los hechos, descalificó al IFE”, consideran.
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Las cábalas internas, por cierto, anticipan que Virgilio Andrade y Andrés Albo son dos de los tres consejeros electorales completaran el periodo para el que fueron electos (hasta el 2010). Otros tres consejeros se quedan solo hasta agosto del 2008, cuando se hará la segunda poda. Estos últimos permanecerán ocho meses en el limbo. Su situación será por demás incómoda. Van de salida. No dude que alguno de ellos renuncie o se ampare.

Los que se van con Ugalde aún no lo saben oficialmente. Una que ya tiene las maletas preparadas, por si acaso, es Alejandra Latapí. El otro que dan por muerto es Rodrigo Morales. No tiene el título profesional que se exige como nuevo requisito en la convocatoria recién aprobada por los diputados.

Un dato adicional. Horacio Duarte, representante del PRD ante el IFE, se vio mal en la última sesión de este Consejo General. No tuvo la más elemental cortesía con Ugalde. A diferencia de los demás consejeros y representantes de partidos, que sí lo hicieron, el político mexiquense salió del salón al terminar el Consejo, sin dirigirle siquiera una mirada de adiós a Luís Carlos. Lo cortés, señor Duarte, no quita lo valiente

El perredista, en su discurso, fue muy duro. Eso se vale. “Ustedes nunca entendieron que estaban al servicio de los ciudadanos, nunca lo entendieron. Siempre entendieron que estaban al servicio de una causa, de un contendiente en el proceso político electoral”, le dijo a los consejeros.

Lo cierto es que a Ugalde lo corrieron por no ponerse al servicio del “voto por voto”, y por la necesidad del presidente Calderón de negociar con los amarillos. El Consejo que venga tendrá que poner sus barbas a remojar. Si no es del agrado de los partidos, modifican la Constitución para sacarlo. ¡Faltaba más…!
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Ugalde no se va al desempleo. El 10 de enero del 2008 viajará a Estados Unidos. Fue invitado a impartir la cátedra Robert F. Kennedy en la prestigiada Universidad de Harvard. Allí permanecerá alrededor de un año.
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El PRD parece haber dado marcha atrás en los acuerdos para modificar el régimen de coaliciones que pactó con el PAN y el PRI, con la intención de borrar del mapa a aquellos partidos de La Chiquillada --el término es de Diego Fernández de Ceballos—que no valgan el 2 por ciento de los votos.

“Es conveniente atender el llamado de los partidos con menos representación, y el PRD está de acuerdo en tomar con calma y volver a revisar este tema de las coaliciones. No hay que olvidar que el PRD, en su historia política, surge de una coalición”, declaro el senador Ricardo Monreal ¿No será que a los perredistas no les conviene la ruptura con el PT y Convergencia? Es pregunta.