Adelitas vs Chuchos.

A Jesús Ortega le tenían preparada una ruidosa recepción en la entrada de la Expo Reforma, donde sesiona el Consejo Nacional del PRD. Los gritos de ‘¡Encinas!’ ‘¡Encinas!’ acompañaron al Chucho mayor, desde la calle Morelos, hasta la entrada al edificio. Una exaltada le dio incluso un manotazo en el pecho. Chucho volvió sobre sus pasos para decirle: “¡tranquila…! ¡tranquila...!”

Una vez dentro del recinto, abordamos al candidato de Nueva Izquierda para preguntarle sobre lo sucedido. “Ahora las adelitas, llamadas a defender el petróleo, están aquí haciendo causa con Alejandro Encinas. Actúan de manera irresponsable”, repuso con enfado. Le faltó destacar que las brigadas de mujeres que lo agredieron fueron reclutadas por orden del jefe máximo del Frente Obradorista de División Nacional (FODINA)

La molestia de Ortega no era únicamente por el comité de recibimiento. Otra vez los encinistas le quisieron dar un golpe de mano. Cantaron la victoria de su candidato con la ayuda de la Comisión de Garantías y Vigilancia del PRD. Los cuates de Alejandro en esa comisión subieron a la página de Internet el acta de cómputo de la elección de presidente y secretario general del PRD, exactamente como la dejó Arturo Núñez, presidente del desaparecido Comité Técnico Electoral.

El acta daba los resultados con el 89.9 por ciento de las casillas, y sin contar un sólo voto en el estado de Chiapas, donde Jesús Ortega supuestamente arrasó. El acta, que se publicó en forma amañada, le otorga a Encinas 488 mil 260 votos (43.34 por ciento) y a Ortega 457 mil 762 votos (40.63 por ciento)

“Ya ganó Encinas”, espetó, exaltado, el asambleísta-obradorista Agustín Guerrero, al final de una jaloneada rueda de prensa ofrecida por Dolores Padierna, Gerardo Fernández Noroña, Humberto Zazueta y el propio Guerrero. Los amigos de Encinas
tocaron anticipadamente las fanfarrias, y les funcionó. Hubo medios que cayeron nuevamente en el garlito,y subieron a su página de Internet la noticia del “triunfo” de Encinas
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-- ¿Hay salida a la crisis en el PRD? Le preguntamos a Jesús

-- Había salidas, pero con esa decisión tan incorrecta, tan desvergonzada, tan cínica, a lo mejor ya las estén cerrando—repuso Ortega

--¿Va a reconocer Encinas?—se atravesó una reportera.

-- No, nunca voy a reconocer a Encinas, cortó Ortega

Y se metió al Consejo
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Al cierre de esta edición, los consejeros nacionales del PRD discutían una propuesta de Nueva Izquierda que ilustra en todo su esplendor la crisis por la que atraviesa el partido: Que el PRD se quede sin presidente, ni secretario general, durante toda esta semana, y convocar, el viernes próximo, a un Consejo Nacional extraordinario para nombrar una dirigencia interina. ¿Por qué no prorrogar el mandato de Cota? Le preguntamos. “Eso es inaceptable”, respondió Jesús.
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A Ruth Zavaleta, presidenta de la mesa directiva de la Cámara Baja, le fue peor que a Jesús al llegar al Consejo. Para ella el coro fue de “¡ratera…! ¡ratera…! La legisladora entró al edificio con la cara descompuesta. No quería declarar nada. Los reporteros le insistieron. Cedió, pero solo para irse a la yugular del legitimo. “Es la gente que manda López Obrador, es su forma de arreglar las cosas en el partido”, lamentó Zavaleta.
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La sesión en el Senado, a la que no acudieron los legisladores del FAP, se asemejaba ayer a las que se desarrollan en Cuba, Venezuela o la Albania de los años setentas. Nadie votaba en contra de nada. Todo lo que se proponía en la cúpula era aceptado a mano alzada, sin ruidos, sin aspavientos, sin broncas. ”Es el mundo, sin el PRD”, comentó, mordaz, el priista guanajuatense Francisco Arroyo Vieyra.
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Una que ayer sí quería dar un albazo era la senadora neolonesa del PAN, Judith Díaz Salgado. En el quinto piso de la Torre del Caballito, donde sesionaban los senadores sin la presencia de sus pares del Frente Amplio Progresista, se le acercó a su colega panista Felipe González, ex gobernador de Aguascalientes, para hacerle una propuesta por demás indecorosa. ¿Por qué no aprovechamos la ausencia del PRD, y metemos la Ley contra el aborto? Sugirió. González se hizo el loco. Judith es líder de los evangélicos en esa entidad norteña.
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Pero había otro tema que sí ocupaba la atención de González. Las acusaciones que le hizo Carlos Navarrete, coordinador de los senadores del PRD, de introducir armas y gas pimienta al Senado. “Si tiene las pruebas, que me denuncie”, retó, molesto, el senador por Aguascalientes. El hombre jura que aunque tiene permiso de portar armas, extendido por la Sedena, jamás ha introducido una pistola al salón de sesiones, ni mucho menos la ha utilizado “gracias a Dios”

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