Encuentros cercanos a 2012

El restaurante Phillipe, en Bosques de las Lomas, se convirtió la noche del lunes en centro de grillas de alto nivel. En una de las mesas, ante los curiosos ojos de algunos comensales que se encontraban en el lugar, charlaban animadamente los senadores Manlio Fabio Beltrones, Jesús Murillo Karam y Jorge Mendoza, con el gobernador de Nuevo León, Natividad González Parás.

Para nadie es un secreto que Mendoza aspira a suceder a Nati. El millón y pico de cartas que envió a sus coterráneos desde el Senado es un claro indicador de lo que busca. El encuentro en el Phillipe fue un éxito. Nati y Mendoza brindaron con vino tinto cuando los dejaron solos Manlio y Murillo Karam. ¿Sería una señal de que el amigo de Ricardo Salinas Pliego amarró ya el respaldo del gobernador de Nuevo León para la candidatura del PRI? Es pregunta.

Manlio y Murillo los dejaron solos porque se cambiaron de mesa. Tenían otra cita en el mismo lugar con el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto. El encuentro entre los dos principales prospectos del PRI para 2012 y el hábil senador hidalguense, mentor político de Peña, no fue tan relajado, según los curiosos indiscretos.

A Murillo lo vieron mover ostensiblemente los brazos en varias ocasiones. Peña y Manlio se mostraban muy serios. ¿Será que el gobernador sospecha que el sonorense tuvo algo que ver en las filtraciones sobre su amigo, el montielista Luis Enrique Miranda Nava, para disminuirlo políticamente? ¿Será que no le perdona el haber incluido en la reforma política la prohibición a funcionarios de promoverse en los medios de comunicación? Son preguntas.
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Un buen jugador sabe que debe retirarse a tiempo. No hacerlo implica perder. Es lo que le ha sucedido a Andrés Manuel López Obrador. Con métodos no muy democráticos —la “clausura” del Congreso y las adelitas en las calles— logró evitar el fast track en la reforma energética y obligó a un amplio debate nacional, antes de votar el dictamen correspondiente.

Pero volvió a perder el piso, igualito que cuando era candidato presidencial. En aquel entonces ya se sentía en Palacio Nacional y ni al primer debate asistió. Hoy vuelve a retroceder, incluso en su partido, por esa terquedad sin límites. Hizo todo lo posible por imponer a Alejandro Encinas como presidente del PRD. No lo ha logrado.

Pero sobre todo buscaba un debate nacional sobre Pemex que durara los cuatro meses de receso en el Congreso, con la intención de empalmar la reforma energética con el Informe presidencial; aunque también hacer coincidir la difícil construcción de acuerdos en las cámaras, con el arranque, en octubre próximo, del proceso electoral para renovar el Congreso en 2009.
Fracasó.
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La Comisión de Energía de la Cámara alta logró un acuerdo sobre el calendario y el formato del debate nacional de Pemex. El debate se iniciará el 12 de mayo y va a culminar el 22 de julio, 72 días en lugar de los 120 que exige el legítimo. Se discutirán 14 temas, en 20 foros distintos.
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El perredista Graco Ramírez, secretario de la Comisión de Energía del Senado, suscribió el acuerdo para debatir 72 días. El priista Francisco Labastida, presidente de la citada Comisión, hizo notar que, en el texto acordado con el legislador del FAP, desaparece el condicionamiento de que no se legisle la reforma energética en un período extraordinario.

En el programa El Arsenal de la Política, que cada martes, en Radio 620, conduce Nora Patricia Jara, junto con el autor de esta columna, le preguntamos a Graco si efectivamente el FAP renunció a la exigencia de que no se convoque a un extraordinario.

“Lo que dijo Labastida es un poco abusivo. La condición de que no haya periodo extraordinario se expresa (en el documento) porque el debate termina en julio y el proceso legislativo empezará en agosto. ¿Quien va a pensar que sea posible un proceso de dictamen en agosto, para que se vote ese mismo mes, si tenemos en septiembre un periodo ordinario? No le veo sentido a esa discusión. Es un poco bizantina”, repuso Graco.

Ramírez está convencido de que si el FAP trabaja con responsabilidad en este debate y construye argumentos, la iniciativa no saldrá como la mandó el Presidente de la República. “Estoy convencido de que, si construimos esto con un sector del PRI, y con la opinión pública a nuestro favor, vamos a derrotar las iniciativas privatizadoras de Felipe Calderón”, anticipó.

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