Ya

La senadora tabasqueña, Rosalinda López Hernández, marcó al celular de Nico para decir la palabra clave: “ya”. El célebre ayudante de Andrés Manuel López Obrador sabía perfectamente lo que esas dos letras significaban. Los legisladores leales al Peje acababan de tomar la tribuna en la Cámara alta.

La movilización contra la “privatización” de PEMEX, coordinada desde las oficinas del hombre de Macuspana, entraba en una etapa crítica. El proceso legislativo para la Reforma Energética se interrumpía de golpe, por voluntad de un sólo hombre: el autoproclamado presidente legítimo.

Lo que menos importaba era que el 63 por ciento de los mexicanos que acudieron a las urnas en el 2006 no hubiesen votado por él; o que la mayoría absoluta en el Congreso la conformaran otras fuerzas parlamentarias. Ni siquiera que la mitad de los legisladores de su partido –entre ellos Pablo Gómez, Graco Ramírez, Arturo Núñez, Carlos Sotelo-- se quedaran en sus escaños, en señal de desacuerdo por la toma de tribuna.

El “salvador” del petróleo mexicano, la reencarnación del general Lázaro Cárdenas, versión siglo 21, tenía decidido impedir, a como diera lugar, la aprobación de las cinco iniciativas que integran la llamada Reforma Energética, enviadas por el hombre al que desde diciembre del 2006 califica como el pelele.
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La sorpresa de Carlos Navarrete era grande. El coordinador de los senadores del PRD no estaba enterado de la toma de la tribuna por parte de la mitad de los miembros de su bancada. Ni siquiera se encontraba en el salón de sesiones a la hora que se treparon los senadores del FAP. Había quedado totalmente rebasado.

Apenas se repuso de su sorpresa, el legislador de Nueva Izquierda pidió a los senadores pejiistas que abandonaran la tribuna, y regresaran a la reunión previa, que habían dejado inconclusa.

Nadie le hizo caso.

“Nos vamos a mover de aquí hasta que consigamos el acuerdo”, declaraba Ricardo Monreal, vicecoordinador de los senadores del PRD y cabeza del motín en Xicotencatl, a cuanto periodista se le acercaba.

Y allí durmieron esta noche.

Los legisladores del Frente Obradorista de División Nacional (FODINA) exigían, como condición para abandonar la tribuna, que el debate nacional sobre la reforma energética se prolongue hasta el próximo mes de agosto, y se presente hasta septiembre.

No hubo acuerdo.

¿Será que al legitimo le resulta conveniente que la reforma se debate en el Congreso en vísperas de que se inicie el proceso rumbo a las elecciones federales del 2009? Es pregunta.
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Un empleado de la Cámara de Senadores se acercó a algunos de los legisladores del PRD que no tomaron la tribuna. Les traía una serie de recomendaciones, por si querían abandonar el recinto legislativo, cercado por las adelitas. “Hasta ahora sólo ha habido agresiones verbales”, les dijo para tranquilizarlos.

El senador Graco Ramírez rechazó tajante la oferta del empleado. “A mi me conocen perfectamente, si me ven, me ponen una madriza de aquellas”, reconoció el coordinador de la campaña de Jesús Ortega.
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El sol de mediodía contribuía al calentamiento del ambiente en las inmediaciones del Hemiciclo a Juárez, convertido en esos momentos en el cuartel de las adelitas de López Obrador. Dos generalas, trepadas en un templete improvisado en medio de la avenida, acaparaban la atención: Claudia Sheinbaum y Jesusa Rodríguez.

Sheinbaum tomó súbitamente el micrófono para dar un mensaje. El tono era grave. “En estos momentos se ha producido un acontecimiento muy importante para la resistencia. Los senadores acaban de tomar la tribuna”, dijo la coordinadora de las adelitas.

Jesusa completó: todavía hay senadores honorables: Ricardo Monreal, Rosario Ibarra, Rosalinda Lópéz. No se van a mover de allí hasta que no se rechace la iniciativa.

“¡Resistencia! ¡resistencia...! ¡ resistencia…! Corearon las miles de brigadistas de obrador, eufóricas al escuchar el anuncio. A ese grito siguió otro: “¡Duro! ¡duro¡ ¡duro…! Y uno más desafiante: “¡No tenemos miedo” ¡No tenemos miedo!”

Jesusa no dio tiempo a que bajara el entusiasmo. De inmediato comenzó a dar instrucciones para que las brigadas se movieran hacia la vieja casona de Xiconténcatl. Era la una de la tarde. 60 minutos después, el Senado estaba completamente cercado. Un doble cordón de policías –hombres y mujeres-- resguardaban el inmueble.
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Habla Arturo Núñez, presidente del Comité Técnico Electoral: “Es totalmente absurdo ver en mi designación una paternidad del licenciado López Obrador. Cuando a Andrés Manuel se le comentó que estaban pensando en mí (como árbitro electoral), sé que dijo: ‘Me preocupa, porque Arturo está entrando al PRD, y en ocasiones, en el partido nos hacemos cargo de destruir prestigios y famas públicas personales. Eso no expresa otra cosa, más que una protección a su amigo.'

Conmueve tanta conmiseración del Peje.