Un presidenciable llamado Juan Camilo

En este espacio escribimos ayer que Juan Camilo Mouriño no puede ser Presidente de la República. Nos basamos en el hecho de que no es mexicano por nacimiento. Vio la primera luz en Madrid, España, el 1 de agosto de 1971 (ya pronto será su cumpleaños).
De inmediato hubo reacciones. El tema llamó la atención. El ex secretario general del blanquiazul en Chiapas, Juan Carlos Ramírez Matus, nos envió un correo electrónico con la sugerencia de revisar los requisitos constitucionales, no sólo para ser Presidente, sino diputado federal (y Mouriño ya lo fue).
Otro legislador, Miguel Ángel Jiménez, coordinador del grupo parlamentario de Nueva Alianza en la Cámara de Diputados, nos llamó por teléfono para hacernos idéntica sugerencia. Otros más, sin embargo, estaban convencidos de que Mouriño no cumple con los requisitos.
Revisamos la Constitución. Fuimos al artículo 82, que dice a la letra: "Para ser Presidente se requiere ser ciudadano mexicano por nacimiento, en pleno goce de sus derechos, e hijo de padre o madre mexicanos, y haber residido en el país al menos durante veinte años". Parecía no haber duda.
Jiménez nos pidió entonces ir a la definición constitucional de lo que es ser mexicano por nacimiento. Nos asomamos al generoso artículo 30 de la Ley Suprema. No sólo son mexicanos por nacimiento los que nacen en territorio nacional —eso indicaría la semántica pura—, sino también los que nazcan en el extranjero, hijos de padre o madre mexicana, nacidos en territorio nacional. También lo son, sorpréndase, quienes nazcan en el extranjero, hijos de mexicanos (padre o madre) naturalizados.
Por si quedara duda, el artículo 55 dice que para ser diputado federal se requiere ser ciudadano mexicano por nacimiento, y Juan Camilo, como lo anotamos con anterioridad, ya ocupó una curul en San Lázaro.
El tema carecería de relevancia si no fuera porque Mouriño es el hombre que le habla al oído a Felipe. No hay nadie en su equipo que esté más cerca del Presidente de la República. Eso lo coloca en la posibilidad de ser el delfín del hombre de Los Pinos.
Juan Camilo, además, reparte cargos, establece cotos de poder, representa posibilidades de futuro. Tiene materia prima para pavimentarse el camino de la sucesión. No es descabellado ponerlo en esa pista, como ya se hace con Marcelo Ebrard, Enrique Peña Nieto, Manlio Fabio Beltrones o el propio López Obrador.
No faltará quien diga que el horizonte está muy lejos. Cierto. Pero no hay que olvidar que Vicente Fox, en su tiempo, y Andrés Manuel, en el suyo, se pusieron en campaña años antes de la elección presidencial.
Un grupo de priistas zacatecanos ofrecieron una amplia alianza al senador Ricardo Monreal en caso de que sea expulsado del PRD. Ya hacen cuentas alegres para 2010, cuando se celebre la elección de gobernador en la entidad. Dicen que, si se juntan los 130 mil votos del PRI, los 70 mil del monrealismo, los 15 mil del PVEM y los 10 mil del PT, le pueden arrebatar la gubernatura al amarillo.
Aquí le adelantamos, hace ya muchas semanas, que el periodo de sesiones para tratar la reforma fiscal se realizaría a mediados de agosto y que, además, se incorporarían a la agenda la reforma electoral y el nuevo régimen fiscal de Pemex. El acuerdo ya está en la cúpula. En Arsenal sabemos que los legisladores del PRI se opusieron a que el extraordinario fuese convocado antes de las elecciones en Baja California, que van a celebrarse el 5 de agosto próximo.
Ya que estamos. No todos los jerarcas del PRI están contentos con la resolución que devuelve a Jorge Hank Rhon la candidatura tricolor al gobierno de Baja California. "Así cómo vamos a presentarnos como el nuevo PRI", comentó, con preocupación, un experimentado legislador del tricolor.
Otro legislador priista, Manlio Fabio Beltrones, consideró que los mejores coordinadores de la campaña de Hank, el controvertido empresario de apuestas, son el gobernador panista del estado, Eugenio Elorduy, y el candidato a gobernador, Guadalupe Osuna. Ambos promovieron que se retirara la candidatura al hijo del profesor Hank González.

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