Una de peluqueros

La panista María Elena Álvarez de Vicencio quiere dejar huella en la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados en los escasos dos meses que estará en el cargo. Una de sus primeras propuestas fue cerrar la peluquería en San Lázaro. Mantener ese “lujo” cuesta dos salarios de 10 mil pesos mensuales, más el valor de los insumos necesarios para cortar el cabello a los legisladores.
El asunto quedaría arreglado si la experimentada panista renunciara un mes a sus prerrogativas. Como vicepresidenta de la Mesa Directiva podía disponer de 300 mil pesos mensuales para hacer funcionar sus oficinas. Eso bastaría para no dejar sin empleo a dos peluqueros. Ahora, como presidenta, no tiene un tope a la hora de disponer discrecionalmente de los recursos.
En el estira y afloja se llegó a una solución razonable. Los diputados pagarán por el servicio de peluquería. No está mal, pero hubiese sido mejor, sin duda, que propusiera poner límites a los recursos disponibles para el presidente en turno de la Mesa Directiva. Eso sí ayudaría a evitar excesos. Pero prefirió darse los “golpes de pecho” con el tema de la peluquería.
A Juan Camilo Mouriño lo he tratado una vez en mi vida. Fue después de las elecciones presidenciales. Me sorprendió su disponibilidad, su amabilidad, su visión política. Ya se perfilaba para ser el segundo hombre más poderoso en Los Pinos, y se comportaba con sencillez.
El paso del tiempo ha consolidado este poder. Es el que da y quita posiciones. El que asesora al primer mandatario en la toma de decisiones. El principal estratega político. El poderoso jefe de la Oficina de la Presidencia de la República. Al que se le cuadran los panistas. Es, en síntesis, el hombre de todas las confianzas del presidente Calderón. Juan Camilo no puede ser Presidente. Tiene un impedimento legal. No es mexicano por nacimiento. Eso lo excluye de la sucesión y le permite asumir riesgos que cualquier aspirante a inquilino de Los Pinos no correría.
La posición que ocupa lo ha llevado a centralizar las decisiones. No delega. Él puso a los oficiales mayores en todas las secretarías. Su influencia fue determinante en los nombramientos de los subsecretarios. Éstos le reportan a él, y no a los secretarios.
El control que ejerce desde Los Pinos empieza a causar irritación. “Muchos de ellos (los titulares de las secretarías) ya están hasta la madre de esta situación. Ni siquiera pueden declarar sin permiso”, aseguró, hace muy poco, una fuente panista de alto nivel. Y es que el que mucho abarca...
En Acción Nacional comentan que son cuatro los secretarios a los que traen “entre ojos” en el grupo calderonista: Beatriz Zavala, de Desarrollo Social; Eduardo Sojo, de Economía; Georgina Kessel, Energía y, Patricia Espinosa, Relaciones Exteriores. Ya habrá notado que tres son mujeres. ¿Misoginia?
Nos cuentan que Tomás Ruiz anda muy contento después de un viaje relámpago, la semana pasada, a San Diego, California. Al presidente de Nueva Alianza, quien pronto dejaría esa posición, lo reportan muy sonriente, después de la entrevista que tuvo con su jefa, Elba Esther Gordillo, presidenta vitalicia del SNTE… y del Panal.
El pasado viernes escribimos en este espacio que Manuel Añorve, coordinador de asesores de Manlio Fabio Beltrones, viajaba en primera clase a La Habana, para asistir a la Novena Interparlamentaria México-Cuba, mientras que los coordinadores en la Cámara de Diputados y otros legisladores de distintos partidos, entre los que mencionamos a los senadores Rosario Green y Gabino Cué, lo hicieron en clase turista. Error: Añorve no era el único que viajaba en primera clase. También lo hicieron los senadores Rosario Green, PRI; Dante Delgado y Gabino Cué, Convergencia; Ricardo García Cervantes, PAN. ¿Tendrán más categoría los senadores que iban en primera que los diputados, incluidos los coordinadores, que se apretujaron en clase turista? Es pregunta.
Carlos Marín, Ciro Gómez Leyva y Luis Hernández integrarán el panel que acompañará a Diego Osorno, reportero de asuntos especiales de Milenio Diario, en la presentación de su libro Oaxaca sitiada. La primera insurrección del siglo XXI (Editorial Grijalbo). La cita es hoy a las 19:00 horas en la Cafetería Módena, calle Tonalá, colonia Roma.

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